Estar en plena forma es la gran motivación para vivir contentos. Debemos hacer lo posible para enfrentar con inteligencia los retos del día a día. Aprender a ser solidarios es la clave para fortalecer nuestra nobleza espiritual. 

A pesar de todo lo malo que pueda ocurrir, es importante crear un espacio vital, tener nuestro refugio que sea un lugar para soñar y actuar con enorme entusiasmo. 

La calle muchas veces nos trae contaminación, decepciones y malestares; cada día se deteriora el espacio citadino con los conflictos creados por aquellos que desean y provocan el maltrato social. Allá afuera está “el manicomio”. Felizmente decidimos protegernos en nuestra fortaleza hogareña haciéndola grata, alegre, bonita. 

No se trata de tener lujos, sino de prepararla armoniosamente para disfrutarla con nuestros seres amados. Para ser feliz no necesitamos de mansiones impresionantes, muchas veces en esos grandes espacios hay soledad, tristeza, división y enfermedades. 

Basta con tener una casa pequeña, limpia y ordenada, es nuestro lugar sagrado, nuestro campo energético; las abuelitas decían, si tu casa es iluminada y ventilada, allí no entra el médico. Es saludable y es lo que anhelamos, atrae buenas energías y fluyen para vivir vigorosos y en paz. 

Cada día debemos hacer ejercicios físicos y espirituales, comer solo lo necesario y saludable. Pensar y actuar bien para que nos vaya muy bien. Esto usted lo sabe, pero resulta valioso recordarlo y platicarlo en casa para educar y desarrollar modos de vida sana. 

Evitemos tantas enfermedades, preocupaciones y problemas, reflexionando con estos temas simples, sencillos, pero trascendentes para vivir en plena forma.(O)

Fernando Naranjo Villacís,

periodista, Guayaquil