El jueves 28 del corriente es el Día Mundial de la Anticoncepción.

A propósito de la polémica que se armó por parte de legos en la materia, hay que aclarar que en términos generales existen tres tipos de aborto:

1.- Aborto espontáneo, al que corresponde más del 10% de estos, y que puede ser completo, incompleto o diferido como es el caso de los huevos abortivos, cuyo mejor ejemplo es el huevo huero.

2.- Aborto terapéutico o genético, el cual se justifica previa junta médica, cuando está en grave riesgo la vida de la madre, o en caso de malformaciones congénitas incompatibles con la vida del producto en gestación.

3.- Aborto provocado, al que corresponde el mayor porcentaje (85-90%) y que es la interrupción de un embarazo de curso normal, por parte de la embarazada, o por terceros y es el que cae en el ámbito de lo penal.

Sin embargo, no se toca el problema de fondo, cual es la falta de una política seria de población por parte del Estado, ya que los abortos provocados (el mayor porcentaje), obedecen a embarazos no planificados o “accidentales” (caso de las adolescentes), que en la mayor parte de los casos a su vez pasan a ser “embarazos no deseados”, responsables de la mayoría de los abortos clandestinos e ilegales, que cursan con un elevado índice de morbimortalidad; mas, no como equivocadamente se ha manifestado, que los abortos son productos de “violaciones”, a las que solamente corresponden menos del 1% del total de estos.

Es hora, entonces, de que el Gobierno haga de la planificación familiar una política de Estado, para así de una manera seria y responsable, velar por la salud y bienestar de nuestra población y también por la defensa del medio ambiente y la naturaleza, ya que de no ser así, ninguna acción o medida que se adopte para salvarla, será posible o efectiva para lograr una población ideal, que es aquella ecológicamente sustentable y sostenible. (O)

Francisco Plaza Bohórquez,

Gineco-oncólogo, vocero de Fumcorat. Guayaquil