El título de este artículo podrá parecer una broma, una exageración o quizá una metáfora, pero lamentablemente no es así: El oficialismo en Venezuela de verdad piensa usar a sus presos como soldados. En vez de rehabilitarlos, la dictadura madurista está reclutando a ladrones, traficantes, secuestradores y homicidas para lanzarlos cual perros amaestrados en contra de su propio pueblo.

Manuel Ricardo Figuera, exjefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y desertor de la dictadura madurista, reveló en una reciente entrevista hecha por el Washington Post que detrás de los muros de las prisiones venezolanas se están entrenando a 30.000 reos para ser usados por los militares. Ante estas declaraciones, Iris Varela, ministra de Asuntos Penitenciarios en Venezuela, aunque formalmente negando que ya se están entrenando, no tuvo reparos en indicar que no hay obstáculo alguno en usar prisioneros como reclutas en defensa del chavismo. En efecto, lejos de contradecir a Figuera, la funcionaria proclamó con orgullo que “si ellos nos amenazan con 5.000 marines, nosotros tenemos a 45.000 privados de libertad. No 30.000, y ahí corrijo a este idiota”.

Que Maduro emplee reos como soldados en realidad no es una sorpresa, sino que ya era un secreto a voces. En múltiples ocasiones ya se había denunciado la participación de reos por parte de los militares para aplacar manifestaciones. En la masacre perpetrada en Santa Elena de Uairén el 23 de febrero, por ejemplo, el ejército oficialista empleó en sus filas a no menos de cien privados de libertad en contra de los manifestantes. En aquella ocasión veinticinco ciudadanos patriotas perdieron la vida.

Pero quizá lo más escalofriante de la forma como el madurismo ha decidido emplear a su población carcelaria sea el barniz humanitario que pretende darle. Las palabras de Iris Varela en este extremo son harto reveladoras: “Yo estoy segura de que ellos son potenciales líderes; hay que tener ciertas condiciones como para rebelarse contra un contexto social y eso hay que revertirlo para lo bueno. ¿Qué es lo bueno? Si yo tengo 50.000 privados de libertad en el país, yo tengo la posibilidad de educarlos a ellos para que puedan convertirse en unos defensores de la patria”. El cinismo de semejantes declaraciones no deja de sorprender. En efecto, no solo tiene el régimen madurista una total falta de vergüenza en manipular de este modo a su población carcelaria, sino que encima pretende hacer pasar semejante aberración como un noble acto en búsqueda de la rehabilitación de los condenados.

Es evidente que el madurismo está desesperado y era solo cuestión de tiempo para que decidan explotar a su población carcelaria. En realidad, los privados de libertad son la herramienta perfecta para el madurismo: una población cautiva que ya de por sí tiene tendencias violentas, pocos escrúpulos, barata, que es fácil de manipular y aún más fácil de chantajear. Maduro y su legión de criminales son un complemento perfecto. Un gobierno de ladrones defendido por ladrones y un gobierno de asesinos defendido por asesinos. ¿Puede el gobierno de Maduro caer más bajo? (O)