El desconocimiento de la realidad puede generar comportamientos contraproducentes. Quizás ese sea el caso del desperdicio de una buena parte de los alimentos en nuestro país, donde un diagnóstico del Ministerio de Agricultura y Ganadería y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) ha establecido que se pierden al año 939.000 toneladas métricas en producción, cosecha y almacenamiento, sin considerar lo que se desperdicia en la industria, ventas o en la mesa del consumidor. Ese desperdicio de comida está valorado en 334 millones de dólares, con lo cual se podría alimentar a 1,5 millones de personas subalimentadas, que en Ecuador llegan a 1,3 millones.

En Guayaquil, Quito, Cuenca y Loja existen bancos de alimentos que intentan frenar el desperdicio de alimentos próximos a caducar, colocándolos y distribuyéndolos a fundaciones para que sean consumidos dentro de las 24 horas siguientes. Más industrias, restaurantes y mercados que expenden víveres podrían articular acciones concretas para establecer una línea de entrega, a dichos bancos, de los productos próximos a expirar, como parte de su responsabilidad social, y una mayor difusión de esta problemática podría llevar a más personas a tomar conciencia de esta realidad y a actuar en consecuencia. (O)