Decir que la salud del país está en crisis no es una exageración ni obedece a inquina de la oposición política, sino más bien grafica –y de buena manera– una realidad que golpea principalmente a los desheredados del sistema, es decir, a esa población desprotegida y vulnerable de la sociedad que es la que utiliza las unidades médicas del sistema público para tratar sus dolencias. No obstante, pese a la complejidad del problema, la ahora exministra Verónica Espinosa, funcionaria que supo transmutar eso sí hábil y sigilosamente del correísmo al morenismo, dejó la cartera de Estado sin dar respuestas y menos soluciones, por ejemplo, a la falta de actualización del cuadro nacional de medicamentos básicos, así como a los señalamientos por supuesto incumplimiento de funciones en la compra de insumos y la denuncia por fallas en las pruebas rápidas de detección del VIH, temas que ahora mismo la tienen a puertas de un juicio político en la Asamblea Nacional. En este punto, el periodismo jugó un papel determinante, particularmente el medio digital La Posta, para sacar a la luz estos delicados hechos que deben ser prolijamente investigados.

Pero esta relación espinosa que se advierte entre la gestión que desarrollan los funcionarios y la obligación de realizar una administración eficiente de la cosa pública, no termina en el MSP. Para nada. Recordemos, por ejemplo, que las relaciones internacionales también estuvieron ancladas a un enfermizo fundamentalismo expresado hasta hace poco en la Agenda de Política Exterior 2017-2021, liderada por la excanciller María Fernanda Espinosa, cuya reaccionaria y miope visión colocó al país en una condición de abierta desventaja dados los nuevos desafíos que plantea el comercio exterior y la necesidad de profundizar y ampliar los vínculos del Ecuador con el resto del mundo. Lamentablemente, se revivieron confrontaciones ideológicas y se desplegaron ‘cortinas de hierro’ ya superadas, tratando, puerilmente, de jugar el papel de árbitros del mundo. A todo esto se suman los cuestionamientos que existen al proceso de naturalización de Julian Assange, así como el paupérrimo papel diplomático desempeñado para enfrentar la crisis de violencia registrada en la frontera colombo-ecuatoriana.

Por otro lado, un punto bastante controversial fue la gestión de Richard Espinosa, el otrora hombre orquesta del correísmo que igualmente se amoldó como plastilina al nuevo gobierno, a quien la Contraloría General del Estado lo destituyó en su calidad de presidente del Consejo Directivo del IESS al establecerle una responsabilidad administrativa culposa, dada la eliminación de los estados financieros de la deuda que por salud mantiene el Estado con el IESS. A esto se agrega la polémica redistribución de aportes del fondo de pensiones hacia el de salud y los desequilibrios financieros que han sido transparentados por la actual administración de la institución.

En esta línea tampoco olvidamos al exministro de Educación Augusto Espinosa y las observaciones de la Comisión Aampetra (en las que habría responsabilidades políticas) frente a las denuncias de abusos a menores en centros de educación.

También hemos de recordar que por esta relación espinosa se destituyó a un alto oficial de la Policía Nacional, por falta administrativa grave en el uso de un helicóptero. Así estamos… (O)