“Pedirle peras al olmo”, este refrán se combina muy bien con el otro, que dice “no hay peor ciego, que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír”, y sus aplicaciones calzan como anillo al dedo para el ‘matrimonio’ de la malversación de fondos, peculados, etcétera, con ciertas autoridades y funcionarios públicos; en múltiples facetas para develar la corrupción en el país, que para su correcta visualización es necesario plantear los diferentes escenarios en que ocurre cada caso, y para la presente opinión solo me referiré a lo principal, de la manera siguiente:
Todos los que estamos preocupados por el futuro del país sabemos que los fondos públicos que han sido dolosamente sustraídos por ciertas pandillas de exautoridades que ya no están en el país sino en el extranjero, los que no quieren oír, los que no quieren ver, son ciertos enquistados en el órgano legislativo que deberían efectuar la fiscalización y crear leyes para que lo robado regrese al Ecuador y los cómplices de los fugados vayan a cumplir las condenas que se merecen. La reflexión que amerita es que los asambleístas legislen para que las leyes permitan que un organismo internacional recupere esos cuantiosos recursos robados a la educación, salud, justicia social; pues administradores de la justicia local, que no quieren ver, practican el eslogan divide y vencerás, y ese camino es desviar hacia múltiples caminos extranjeros, pues en esa forma se disuelve la acción y no se recupera nada. Hasta aquí el tongo de que están divididos. Los anteriores revolucionarios con los cuánticos se unen para impedir que las resoluciones de la Asamblea auxilien la justicia con un órgano internacional; esa resolución es como pedirle peras al olmo.(O)
Salvador Loffredo Autheman,
ingeniero civil, avenida Samborondón