En la primera parte del tema que nos ocupa reflexionamos respecto a la problemática de la escuela ecuatoriana. Hoy aportaremos algunas ideas respecto a los cambios que distintos sectores proponen para la edificación de lo que se ha denominado La Nueva Escuela. Para tal evento, es menester señalar que esta importante iniciativa debe ser fruto de una construcción desde la sociedad y comunidad educativa, solo así vamos a garantizar que esta eduque a seres humanos con altos valores y elevada conciencia; que vivan, defiendan y promocionen la libertad, practiquen la solidaridad; una escuela donde adquieran conocimientos científicos, tecnológicos. La Nueva Escuela debe acoger a los niños y jóvenes de las ciudades y el campo en sus lugares de residencia. La educación debe ser como establece nuestra Constitución: obligatoria, gratuita; proveerá alimentación como garantía de desarrollo y no de negociados o populismo.
La Nueva Escuela debe apuntar a fomentar un ambiente donde las discriminaciones sociales, económicas, regionales, étnicas y otras sean enfrentadas y descartadas, dejando espacio para la democracia, el respeto y promoción a las diversas culturas que se interrelacionarán en condiciones de igualdad. Para alcanzar estos propósitos, es necesario modificar las metodologías de enseñanza-aprendizaje, incluyendo contenidos que enaltezcan al ser humano, que profundicen el conocimiento científico y la investigación; el auténtico patriotismo y los altos valores éticos y morales.
Alcanzar una Nueva Escuela no es una utopía, es realizable, alcanzable en la medida en que los afectados de hoy se unan, organicen, propongan y logren las transformaciones necesarias frente a los resultados negativos de la escuela actual que ha hecho de la educación un sistema autoritario, excluyente, machista; un mecanismo de adaptación exclusivo de los procesos productivos, a las formas de explotación, a la descarnada competencia por el empleo sin mirar hacia los demás. En esta perspectiva, la participación de la docencia es fundamental para cambiar el actual currículo, programas y metodologías que generaron un modelo vertical. La Nueva Escuela tiene como esencia la construcción de un nuevo modelo educativo que promueva y garantice los derechos humanos; un modelo educativo eminentemente democrático y en relación con el contexto social en el que se desenvuelve nuestro país. Esta tarea será consecuencia del esfuerzo creador de maestros, estudiantes, autoridades educativas. Debe recoger el pensamiento progresista de la humanidad, las propuestas y las experiencias pedagógicas de destacados maestros en varios países y momentos; debe, a la vez, recuperar la vasta experiencia de los profesores ecuatorianos a lo largo de su lucha por una educación científica, laica y democrática, debe vincular las propuestas de las facultades de Educación y Filosofía.
La convocatoria a construir un nuevo modelo pedagógico está hecha y diversas instituciones, organizaciones sociales, gremiales y académicas han expresado su voluntad y apoyo. Los grandes lineamientos comienzan a salir a la luz pública, fruto de diversos debates; avanzar al desarrollo de un nuevo modelo educativo y sobre todo de su aplicación práctica es parte de los subsiguientes pasos, es una tarea de ahora y de todos. (O)
* Expresidente de la FEUE