La devolución de los intereses cobrados en diciembre pasado y en enero de este año a quienes solamente pagaron el rubro mínimo de consumo con tarjetas de crédito le causa mucha preocupación al presidente de Asobanco, quien alega que ya se cerraron los balances y que sería muy complicado reabrirlos y corregirlos. El que esté opuesto a devolver dinero un banquero, lo entiendo hasta como lógico. Pero la contabilidad reúne dos caracteres fundamentales: es ciencia y arte a la vez, y quien la ejerce tiene la capacidad intelectual para resolver pequeños o grandes problemas a través de métodos científicos, siempre basándose en la premisa: “Todo se deshace igual a como se hace”. Lo que sí debería preocupar e investigar es el encarecimiento de las tarjetas de crédito por servicios que el cliente ni siquiera usa y que no los ha pedido, sino que fueron imputados por una llamada telefónica amañada para que diga sí y a base de esa aceptación, totalmente dolosa sacada de contexto, imponer un producto no requerido como una necesidad prioritaria y con trabas para lograr su uso, como por ejemplo, los seguros de vida, salud, estudio y reparación de daños en el hogar; empresas que en su mayoría forman parte del mismo banco, que apoya enganchar nuevos clientes a raja tabla, violentando el derecho de libre elección de cada uno de los usuarios. Ojalá se efectúen las correcciones a tiempo y se siente un precedente de justicia, en favor de la clase de menor ingreso, que en su mayoría son los tarjetahabientes. (O)

Fernando Enrique Guzmán Martínez,

ingeniero comercial. Guayaquil