Tapar el sol con el dedo es lo que los ecuatorianos hacemos al no afrontar un problema social de enorme magnitud. El embarazo infantil y adolescente es una epidemia con profundas consecuencias sociales. Culpamos a una falta de educación sexual, lo cual podría ser en los casos infantiles, 10 a 14 años, pero no en los adolescentes, de 15 a 19. Con cada embarazo infantil o adolescente la sociedad pierde a dos elementos que truncan su futuro. Una madre que no sabe ser madre y un padre que no tiene idea de la responsabilidad que aquello implica. Un padre que está presente por un cortísimo periodo de tiempo y luego desaparece, y aparece arrastrado a los juzgados para que pague su cuota de manutención. Quien para cumplir con esa obligación se ve obligado a trabajar truncando cualquier posibilidad de estudios. Una madre que arrimada a sus padres no puede ni siquiera trabajar por las exigencias de la maternidad. Una sociedad es la suma de la contribución de sus participantes, por eso se llama sociedad. Cuando un porcentaje importante se automargina, esa sociedad se amputa disminuyendo su capacidad de surgir. El problema no es solo la falta de educación sexual, sino la miopía de la familia ecuatoriana de los estratos económicos inferiores, que son la mayoría. No hay una visión del futuro inculcado por los padres a sus hijos desde la niñez. Una visión de familia, padre y madre, y la importancia de la presencia de ambos en la vida de sus hijos. Visión de educación, donde se les explique con claridad que sin educación trabajarás el triple y ganarás un décimo. Un sector de la sociedad sin rumbo, donde los que triunfan y se superan son auténticos héroes. La precaria situación de una madre infantil o adolescente anula sus posibilidades de aportar significativamente a la sociedad. La incorporación de la mujer a la sociedad productiva marcó la diferencia de las economías desarrolladas. En EE.UU. y Europa fue notorio después de la Segunda Guerra Mundial. La mujer, antes pasiva e improductiva económicamente, entró al flujo de producción multiplicando la capacidad adquisitiva de la familia. Las universidades empezaron a incrementar su porcentaje de matrículas de mujeres. Y la sociedad, al duplicar sus posibilidades, despegó cultural, científica y por lo tanto económicamente. Los números son escalofriantes. Cerca del 20% de los partos en el ecuador son infantiles o adolescentes. Es una amputación importante al futuro. El sistema educativo debe llenar el vacío existente en la familia. Debe tener cursos de “vida”. Cómo manejar tu vida y no permitir que la vida te maneje a ti. El manejo del crédito y economía familiar. La importancia de los estudios y de una profesión. Y los sacrificios que exigirá la responsabilidad de ser padres. Darles a los niños una visión de vida que no están recibiendo en su casa, pues sus padres tampoco la recibieron. (O)

Gustavo Echeverría Pérez,

consultor. Samborondón, Guayas