En la conferencia ‘Cómo y por qué prevenir el consumo de alcohol en los menores de edad’, que se dictó en este Diario el pasado jueves, se hizo referencia a temas conexos como la incidencia del embarazo adolescente en el menor desarrollo del feto y cómo influye el cuidado del bebé en su desarrollo, pues niños descuidados, malnutridos o maltratados son proclives en su adolescencia a consumir alcohol u otras drogas.

Se hizo énfasis en educar a quienes van a ser padres para inculcarles que el afecto, el apego y el cuidado son la mejor prevención que se puede hacer para criar adolescentes fortalecidos que no sean susceptibles de consumir sustancias que afectan el sistema nervioso, pues mientras más temprano es el consumo, mayor es el daño causado.

En Quito, también el jueves, se presentó el estudio denominado ‘Situación de la niñez y adolescencia en Ecuador, una mirada a través de los ODS’; este reveló que muchos niños y niñas sufren violencia cotidiana en sus hogares y también en las escuelas, y que el embarazo infantil está relacionado con el abuso sexual.

Proteger a los menores debe ser una prioridad nacional. El adagio que manda “prevenir para no lamentar” es preciso en esta ocasión. (O)