Entre la avenida Las Monjas al oeste, desde la calle Mirtos al sur, en Urdesa central, se reparten un ruido infernal entre vecinos abusivos, especialmente los fines de semana, con sus fiestas que terminan a altas horas de la madrugada. Lo hacen con música a alto volumen, sin ninguna consideración a los que vivimos en el sector.

En el reparto intervienen los perros con sus ladridos. También se incluyen las alarmas baratas mal instaladas, que se accionan de día o de noche, pero menos agresoras porque aunque se repiten, sus estrépitos duran minutos. Por último, hay personas que celebran lanzando bengalas ruidosas, siempre en las últimas horas de la noche, en cualquier día. ¿Quién podrá poner orden a estos abusivos vecinos ?

Personalmente le agradezco al alcalde Nebot por su rescate a la ciudad, pero en el control del ruido se queda de año. Si es de incumbencia de la Policía o de algún ente del Gobierno central usaré incómodos tapones o ponerme a reír o llorar. (O)

Jaime Hidalgo Rigaíl,

Guayaquil