El personal de profesionales fiscalizadores, supervisores, entre otros servidores del Control de Construcciones del Municipio de Guayaquil, ha venido por años revisando los proyectos y planos de las obras de construcción en la ciudad, presentados a este departamento por los usuarios; ha visitado los proyectos desde los inicios hasta las terminaciones de las obras, y ha utilizado el formulario u hoja de ruta en que constan sus observaciones para el usuario (hacer modificaciones a las construcciones, si hubiera que realizar, etcétera).

La hoja de ruta ha permitido al usuario concluir con agilidad su trámite del permiso municipal para construcción, realizado en el mismo departamento y por los mismos profesionales; significando un ahorro en tiempo e ingresos al Cabildo, cancelados por liquidación. Esto va quedando atrás porque por las concesiones se ha privatizado (aeropuerto, terminal terrestre, agua potable, alcantarillado, recolección de basura, etcétera), rompiendo un orden constituido, a través de una ordenanza.

Ahora las inspecciones finales de las obras de construcción no las hacen empleados municipales, sino fedatarios, que son personas naturales o jurídicas vigiladas y escogidas por la Cámara de la Construcción, rompiendo el orden constituido a través de una ordenanza. Hay que acudir hoy a la Cámara de la Construcción a solicitar un fedatario, y ahí cancelar valores. Es prudente que el alcalde saliente no firme contratos de última hora que perjudiquen a usuarios y a la ciudad.(O)

Rafael A. Sampedro Coba,

arquitecto, Guayaquil