Hasta el día de hoy, las instituciones educativas del país tienen dificultades para mejorar los alimentos que se venden en los bares escolares, y que tienen incidencia tanto en problemas de comportamiento como en el estado nutricional y de salud de estudiantes, y por ende, en sus logros académicos. Una de las principales preocupaciones de los colegios es que los bares escolares se rehúsan a operar si no son rentables, y la comida sana, puesta a competir con frituras, golosinas y bebidas azucaradas, se vende poco.

La Secretaría de Salud del Distrito Metropolitano de Quito, como parte de una iniciativa global, comenzó recientemente una intervención piloto en bares escolares de unidades educativas municipales, que incluye recetas saludables planificadas con los mismos estudiantes, y que por tanto se espera que tengan mejor acogida. Este es el clásico ejemplo de cómo aplicar cambios con un mínimo de garantía de que los mismos involucrados apoyen, en contraste con una normativa impuesta por medio del temor y que por tanto fracasa si falta control punitivo, como en el caso de la guía y reglamento de bares escolares.

Los estudios, por ejemplo, han correlacionado los picos y bajones de consumo de azúcar con rasgos de hiperactividad y letargo, respectivamente, en estudiantes. Un estudio danés acaba de denunciar los efectos en la cognición del escaso valor nutricional de los refrigerios enviados desde casa. Y no solo por este tipo de razones la alimentación debe ser una preocupación educativa, sino que, como alertó Marcus Weaver-Hightower en 2011, la alimentación de profesores y autoridades educativas también se ve afectada por la calidad de los alimentos de los bares escolares.

El 21 de febrero, profesores y autoridades educativas del país tendrán la oportunidad de dialogar con expertos en pedagogía, nutrición y salud durante el Foro de Alimentación Escolar, organizado con el apoyo de la Secretaría Metropolitana de Salud de Quito y el Foro de Salud Pública. Uno de los objetivos es motivar una gestión educativa que propenda a la salud en el ambiente escolar, el currículo y sobre todo en el acercamiento a la alimentación escolar, tanto la que depende de los bares como de los alimentos enviados desde la casa.

La organización Schools for Health Europe lleva años impulsando modelos que integren el desarrollo y bienestar estudiantil con la consecución de logros académicos, a través de una educación en salud integrada, entre otros elementos, con las prácticas de alimentación escolar. Entre ellos se encuentran las escuelas saludables y las escuelas promotoras de salud, pero hay también programas más limitados, aunque no por eso menos ambiciosos, con estándares mínimos de cumplimiento.

Los problemas de malnutrición, por una parte, la ingesta insuficiente de micronutrientes y, por otra parte, el consumo excesivo de macronutrientes, pueden ser abordados de manera inteligente, sin constituir una sobrecarga a las abultadas responsabilidades de profesores y autoridades. El Foro de Alimentación Escolar convoca igualmente a las instituciones educativas de todo el Ecuador para que participen tanto con iniciativas ya implementadas como con propuestas para ser ejecutadas, de las que los participantes puedan aprender. En el sitio web alimentacionescolar2019.blogspot.com se puede obtener más información. (O)