Usted, ¿puede distinguir un hecho publicado de una opinión publicada?

En marzo de 2018, el Pew Research Center hizo un análisis entre 5.035 adultos estadounidenses. Les pidió determinar –entre cinco declaraciones factuales y cinco opiniones– cuál era qué.

El Pew Research Center es un fact tank apolítico, que estudia e informa sobre asuntos, actitudes y tendencias que afectan al mundo.

Lo más revelador del estudio fue que algunas personas eran mejores para analizar y diferenciar un contenido publicado de otro. Quienes tenían alta conciencia política, conocimiento digital y confiaban en los medios podían identificar con mayor precisión qué publicación era noticia y cuál era opinión.

Hagamos un ejercicio. Imagine que las siguientes seis oraciones aparecen publicadas en el diario. Usted, ¿puede distinguir cuáles son factuales y cuáles son opinión?

1. El presidente Barack Obama nació en Estados Unidos.

2. La meritocracia es la mejor forma de gobierno para una ciudad.

3. El aborto debiera ser ilegal casi siempre.

4. El expresidente Correa afirmó: “Ecuador tiene más territorio marítimo que continental”.

5. Cada hora, 1.000 botellas plásticas se arrojan en el mar.

6. Los inmigrantes ilegales son un gran problema.

Olvidemos por un instante la verosimilitud de las oraciones.

Las declaraciones noticiosas, las factuales, son aquellas que pueden ser probadas o refutadas con evidencia objetiva. Más allá de la precisión o imprecisión de la declaración, se puede verificar de manera objetiva; por ejemplo, la 1, la 4 y la 5.

Las opiniones son aquellas declaraciones que reflejan valores o creencias. Más allá de si usted está de acuerdo con la declaración o no…, esta no se puede verificar con evidencia. Por ejemplo, la 2, la 3 y la 6.

¿Cuál es el mayor problema? Cuando usted cree que una declaración es factual, también cree que es precisa, cierta, correcta. Pero si cree que una declaración es una opinión, aun siendo factual, creerá que es incorrecta.

Porque si usted encuentra evidencia que contradice su creencia, entonces creerá que los datos y hechos mostrados están equivocados. Lo sostiene la neurocientífica Tali Sharot en ‘Understanding the Influential Mind’.

Eso significa que es posible pervertir los contenidos y salirse con la suya. Máxime cuando las herramientas para amplificar y distribuir mensajes son ubicuas y gratuitas.

Finalmente, esto es mi opinión. Y como decía Borges, “quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de mis opiniones”. (O)