Nuestro invitado

Dedico este artículo a Fidel Egas Grijalva y a quienes, como él, leen artículos de prensa y los comentan por las redes sociales. En mi anterior entrega analicé, con tres ejemplos concretos (becas, carreteras y aeropuertos), cómo la burocracia de Quito concentra la inversión pública en Pichincha y sus alrededores. Pero hay más, mucho más.

Ejemplo 4: Cine. Los HDP (Holgazanes Dependientes Públicos) crearon en la capital el Consejo Nacional de Cinematografía: hacer cine con plata ajena, qué buena idea. Entre 2008 y 2017 ejecutaron 256 proyectos por un total de $ 15,5 MM, Guayas fue la 2ª provincia que más recibió: $ 0,4 MM; 22 provincias juntas recibieron $ 2,7 MM y una sola recibió $ 12,4 MM (el 80% del todo), de película. ¿Cómo se llama esa provincia? Hasta Fidel puede adivinar.

Ejemplo 5: Agricultura. Al menos nueve instituciones se encargan de cuestiones agrícolas, juntas consumieron $ 1.757 MM en 10.429 proyectos llamados de inversión. Las provincias con mayor vocación agrícola son Los Ríos, El Oro y Guayas, es el lugar natural para invertir en investigación, semillas, riego, calidad en los procesos, etc. Sin embargo, estas tres provincias juntas recibieron en diez años $ 291 MM, mientras que en una sola provincia, Pichincha, invirtieron $ 515 MM.

Ejemplo 6: Discapacidades. Yo creía que el Conadis, Consejo Nacional de Discapacidades, era quien se ocupaba de esto, pero no. También hay el Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades. Hay también la Secretaría Técnica de Discapacidades y, por último, la Secretaría Técnica para la Gestión Inclusiva en Discapacidades. ¿Quedó claro? Juntas, estas cuatro instituciones ejecutaron 635 proyectos por un total de $ 42 MM, el 46% de los cuales quedó en una sola provincia, ya saben el nombre: el del Banco de Fidel. Casi la mitad del dinero para los discapacitados se lo gastó en la provincia de los más capacitados. Y es que el dinero no va hacia quienes lo necesitan: de la tajada de Pichincha, el 78% fue para “Estudios”, que es el plato favorito de los holgazanes dependientes públicos, pues se valoran de manera subjetiva y los pasan por el precio que les da la gana, para que el reparto sea harto, como acostumbran.

Ya seguiremos con otros ejemplos. Ahora debo referirme a lo que anticipé que harían los holgazanes dependientes públicos con relación al puente sur: lograron que el presidente, en pleno mes de octubre, firmara un decreto que tiene un artículo con dedicatoria, dejando sin efecto el Decreto 207 por el cual, en 2017, había delegado a la iniciativa privada la construcción del puente mediante la modalidad APP (Alianza Público-Privada). En su reemplazo, vuelve a autorizar, casi un año después, la delegación. ¿Quieren que les cuente el cuento del gallo pelón? Esta vez, Lenín ha responsabilizado del nuevo proceso al ministro relacionado con la empresa que, de construirse el puente sur, perdería el cobro del peaje en el puente alterno norte, para que haga “lo que más favorezca al interés público y del Estado”. Un año entero tirado a la basura y ahora vendrán seguramente muchos años más, pues los holgazanes dependientes públicos son expertos en poner trampas, trabas y diferir las obras en Guayaquil. Para las fiestas de Quito, ya quieren pasarles a los ecuatorianos la parte de la cuenta del Metro que corresponde al Municipio de Quito y que ya los candidatos a alcalde (incluido el de CREO) dicen que Quito no podrá pagar. Suscribo pues el comentario en Twitter que sobre mi último artículo hizo Fidel Egas: “Qué pena el regionalismo”.

Siguen así acumulándose los argumentos para que Guayaquil se despierte a una aurora que anuncie nuestra libertad de progresar. (O)