La mente burocrática hace solo lo que la norma, el procedimiento o el reglamento establecen; en tanto que la mente empresaria hace todo lo que se pueda imaginar o crear en pos de las metas, mientras no se infrinja la ley.

La mente burocrática da preponderancia a la forma, da primacía a la función y la técnica descuidando el fondo de las cosas. La mente burocrática hace de las personas engranajes de una máquina de la que ignoran el propósito.

La mente burocrática se alinea con los intereses de la autoridad y del superior, lo más importante es respetar la jerarquía y el poder; mientras que la mente empresaria reconoce que su destino está estrechamente vinculado con las mejoras en su talento, su desempeño y en alinearse con las necesidades del cliente.

Para la mente burocrática hay que conseguir el presupuesto para hacer algo, esperando que los recursos los provean terceros; mientras que para la mente empresaria hay que conseguir que el mercado esté dispuesto a comprar los productos o servicios o los inversionistas a financiar, por el valor creado.

El término burocracia viene del francés bureaucratie, de bureau que significa oficina o escritorio, y cratie que significa gobierno. Podría decirse entonces que es el gobierno que se ejerce desde un escritorio u oficina. De ahí que para la mente burocrática lo más importante es racionalizar la realidad en un mundo ideal al que pretende controlar; en cambio, la mente empresaria prefiere entender la realidad y sus detalles.

La mentalidad burocrática se mueve muy bien en la certidumbre y da fe a lo que se ve en el corto plazo; muy por el contrario, a la mentalidad empresaria le gusta arriesgarse, hacer camino y conquistar lo desconocido.

La mente burocrática no es sensible al tiempo o los recursos: convoca comités, juntas y pide informes y diagnósticos, uno tras otro, mientras la realidad cambia y las oportunidades se pierden; por el contrario, a la mente empresaria le gusta “todo para ayer” y no duerme tranquila hasta ver resuelto el problema o hacer que sus decisiones y acciones cambien la realidad.

La mente burocrática suele estar presente en diversos tipos de organizaciones tales como universidades, hospitales, iglesias, el ejército e incluso en corporaciones y empresas; pero es en el sector público donde predomina. Cuando la única forma de decidir es jerárquica; de trabajar, mecánica y los únicos incentivos son racionales, se produce inevitablemente lo que Ludwig von Mises llamó en su libro Burocracia como la “burocratización de la mente”.

¿Puede la mente burocrática dar respuesta a las demandas de trato personalizado, ágil y flexible de los usuarios o clientes? ¿Puede la mente burocrática usar eficientemente los recursos y ser productiva? ¿Puede la mente burocrática tener la capacidad innovadora para dar respuesta a los cambios tecnológicos y disruptivos? Más aún, ¿podemos crecer y ser competitivos si predomina la mente burocrática en la administración del Estado?

De cara al futuro, tenemos que desburocratizar la mente de nuestros colaboradores e imbuirla de mente empresaria, pero sobre todo en el Estado ecuatoriano cuya gestión nos afecta a todos. Además de conseguir dinero para financiarse, redimensionarse o simplificarse, este debería ser uno de los compromisos más importantes del actual gobierno. (O)

* Consultor de Estrategia.