Las exposiciones de libros fomentan la lectura, motivan al público hacia los libros. En la Feria del Libro que se desarrolló hasta el domingo pasado en Guayaquil, la ciudad presentó un espacio abierto para el diálogo y el debate, y también para el esparcimiento, tan necesario.

La feria es una actividad de permanente lucha, un ejercicio de optimismo por construir hoy y mañana un Guayaquil para que sus habitantes alcancen pleno desarrollo de la cultura, y humano. Hubo la presencia de autores nacionales e internacionales, quienes explicaron su producción y la grabaron a nivel profundo a través del oído del público, con un poder de penetración especial de la transmisión oral de la palabra.

La expresión oral no se dedica solo a la información de tipo cognitivo o puramente periodístico, sino a expresar contenidos afectivos y estéticos; estos aspectos fomentan la lectura. Los libros y la animación por la lectura encontraron un espacio expresivo interactivo y social sin precedentes en la Feria del Libro.

La animación a la lectura consiste básicamente en el acto de acercamiento a los libros, ya sea de manera afectiva o de disfrute intelectual. Los expertos aseguran que para conseguir éxito en este propósito lo ideal es despertar el hábito lector en la infancia.

Existen múltiples iniciativas para el fomento de la lectura y las ferias del libro, los profesores, los bibliotecarios, la familia, etcétera, son los principales implicados en esta tarea hacia las nuevas generaciones. Lograr que a niños, adolescentes les llame la atención de la lectura, y no por el hecho de que el internet da la información en segundos, no van a leer libros. La lectura es una entrada al aprendizaje y a la cultura, lo cual se debe fomentar en la niñez y la juventud.

Felicitaciones a todas las autoridades, a las entidades, a los organizadores, a los colaboradores, y los que participaron de la Feria del Libro, de Guayaquil, evento que benefició a la cultura del país.(O)

Matilde Altamirano Silva, licenciada en Bibliotecología, Quito