Las iniciativas privadas por promover el microteatro en Guayaquil son loables. La respuesta del público ha sido excelente, interesando a nuevas generaciones por contenidos en vivo, desconectados, no digitales. Sin embargo, es necesario que establezcan controles a dichos contenidos, precautelando a menores de edad que asisten a esas obras.

He visto que producciones recurren a la risa fácil explotando temas con contenido sexual y lenguaje no apto para menores. Igual en el cine, es imperativo que la autoridad competente dé clasificación a cada producción, a fin de restringir el acceso a niños o adolescentes, y haya control sobre su aplicación. Fui testigo del rostro incómodo de dos adolescentes que no se sintieron a gusto con el tema y el lenguaje usado por actores en una sala de microteatro. Sus ojos decían “no estoy listo para esto”.(O)

Pablo Moysam Dávila, ingeniero mecánico, Guayaquil