Veo con tristeza y preocupación el relativismo moral en nuestra sociedad actual, hablan de que no entendemos, estamos confundiendo términos, que no pasa nada, que son inventos de una u otra institución, que todo lo que hacen es por el bien de la patria y sus ciudadanos.
No me dejo impresionar por palabras dichas en reuniones o capacitaciones preparadas para estos fines, ni por los discursos de ciertos funcionarios que repiten lo que les han dicho.
Yo leo y me informo, sé que existen grupos de poder con muchos recursos políticos y económicos que condicionan a los países pobres para lograr sus objetivos perversos.
Escuchando y leyendo a muchos profesionales probos que ven esto como un atentado a los derechos de los niños y adolescentes, quienes no dejándose amilanar por el miedo alzan su voz de protesta, quiero unirme a ellos y contribuir desde mi accionar a defender los derechos de los menores de edad.
El doctor Benigno Blanco Rodríguez indica, en una de sus ponencias, que la agenda de género no es nada secreto, que hay documentación disponible sobre el tema y que se nos está vendiendo una nueva forma de pensar.
Al final de la intervención el doctor Blanco menciona a dos grandes hombres que cambiaron el rumbo de la historia, el obrero electricista de Polonia Lech Walesa y el dramaturgo de Checoslovaquia Václav Havel. Ellos lograron lo impensado, derrumbaron el muro del comunismo en sus naciones y lograron llegar a la presidencia de sus repúblicas.
No permitamos que en nuestro país se construya este muro ideológico que traerá mucha confusión y la sociedad se corromperá más de lo que está.
Parafraseando al diputado chileno René Manuel García y al psiquiatra Jesús Poveda, litigantes de este proyecto, diré que los mayores de edad hagan lo que quieran, pero a nuestros niños y jóvenes respétenlos, no se crean dueños de la verdad, no jueguen a ser dioses para definir lo que es o lo que no es. Podrán cambiar todo lo que sea, pero no podrán cambiar el ADN.(O)
Mariana Mendoza Orellana, economista, Guayaquil









