Femicidio se define como el acto de matar por discriminación al género femenino, motivados por el desprecio, placer, odio, violencia sexual hasta sentido de posesión hacia las mujeres; esto está incluido como delito severo en las legislaciones penales.

Radford y Russell (1994) lo definen como “el conjunto de acciones que tienden a controlar y eliminar a las mujeres a través del temor y del daño, y obligarlas a sobrevivir en el temor y la inseguridad, amenazadas en condiciones humanas mínimas al negarles la satisfacción de sus reivindicaciones vitales”.

En el mundo más de tres millones de mujeres de todas las edades son víctimas de violencia de género.

En el Ecuador el asesinato a mujeres estaba catalogado como homicidio simple o asesinato, pero a partir del año 2014, la Asamblea Nacional del Ecuador dio el visto bueno al Código Orgánico Integral Penal: “Artículo 141.- Feminicidio. La persona que como resultado de relaciones de poder manifestadas en cualquier tipo de violencia dé muerte a una mujer por el hecho de serlo o por su condición de género, será sancionada con pena privativa de libertad de veintidós a veintiséis años”.

La conducta de violencia hacia las mujeres se produce como mandato cultural ancestral donde prevalecía el patriarcado como privilegio, siendo el marido dueño sobre la mujer que en países como el nuestro tomaba en su casamiento el apellido de su esposo, dependiendo económicamente, ya que ellas se dedicaban al cuidado de sus hijos y de su hogar pero excluyendo a sus hijos varones de las tareas hogareñas. Este sistema fue transmitido de generación en generación, donde la superioridad de los hombres sobre las mujeres fue dada por atributos, roles y espacios de desigualdad en función del sexo.

En la última década el rol de la mujer ha cambiado, son ellas las que ayudan al sustento económico familiar con actividades dentro y fuera del hogar. Esto ha causado un revés social de comportamiento en el rol de hombre de como único sustento del hogar.

La violencia procedente del sexo masculino se relaciona con el consumo de alcohol o drogas, educación deficiente, carácter irritable, falta de comprensión e incompatibilidad de caracteres de la pareja, enfermedades obstructivas y degenerativas, que no exteriorizan la realidad en la que viven y proyectan esa violencia hacia el sexo opuesto, inclusive contra su propia madre.

Para evitar que la violencia conlleve al femicidio en el país, toda mujer debe de conocer que existen recursos amparados en los códigos Civil y Penal, como la boleta de auxilio, medidas de protección y beneficios hacia la mujer víctima de agresión, prohibición de acercamiento a la vivienda u hogar y restricción de lugares donde ella frecuenta.

Para disminuir la desigualdad de género, las madres deben de educar a sus hijos con igualdad de valores y actitudes; tanto al hombre como a la mujer se le debe hacer cumplir todas las tareas en sus hogares o fuera de él sin distinción de género, solo así podemos modificar la cultura de patriarcado en el Ecuador. (O)