Mediante notificación publicada el 5 de julio en la prensa, la Contraloría notificó a René Ramírez del examen especial que realiza la institución para conocer el detalle y el uso del dinero público entregado a Ciespal entre 2014 y 2017. A René Ramírez también se lo cita en su calidad de exdirector del Observatorio: Observasur, organismo creado el 2 de febrero del 2016, con una inversión de nada más y nada menos que de 1’678.332,00 millones de dólares. Pero resulta que Ramírez en esas fechas presidía el Consejo Administrativo de Ciespal y también era el titular de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). Este observatorio de derecho privado que fue constituido con dinero público, en la actualidad ha sido cancelado en sus funciones. Mientras, por otra parte, las dos auditorías externas realizadas a Ciespal entre 2017-2018 desprenden 40 observaciones que en lo central evidencian omisiones e inconsistencias en los estados financieros y gestión de recursos. Ciespal habría recibido desde el 2012 al 2017, desde la Senescyt, más de $ 11 millones.

René Ramírez fue uno de los ideólogos, tecnócratas y ejecutores de la política del correísmo para lo cual desempeñó varias funciones, fue titular de la Senplades (2008 -2011), de la Senescyt (2011-2017), presidente del Consejo de Educación Superior (2011- 2016), presidente del Instituto de Propiedad Intelectual. Sin embargo, los cuestionamientos a quien se calificó como “rector de rectores” no son nuevos. En efecto, cuando Ramírez dirigió la Senplades contrató a la asesora argentina Analía Mara Minteguiaga que resultó ser su cónyuge, algo similar a lo que sucedió más adelante con otros familiares. Minteguiaga pasó a conformar el equipo de expertos del fenecido Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Conea), desde donde trabajó en el proceso de calificación del desempeño de las universidades. Para ese tiempo no registraba en su hoja de vida experiencia en temas educativos, pese a ello, en el 2008 también pasó a ser consultora internacional para la propuesta de Análisis de la Educación Superior, dentro del proyecto 57769, ejecutado por la Senplades. En el marco de ese proyecto se coordinó el trabajo de formulación de lineamientos conceptuales para la elaboración del Proyecto de Reforma del Sistema de Educación Superior, lo cual, más adelante, fue utilizado como línea política para asaltar y perseguir a varias universidades públicas y particulares.

Es menester que las instituciones por las cuales transitó René Ramírez sigan el ejemplo de Ciespal y desarrollen las respectivas investigaciones y auditorías.

Ramírez, al ser secretario de la Senescyt, fue uno de los organizadores de la cuestionada Feria Científica, Tecnológica Innopolis 2015. Este evento le costó al Ecuador, según consta en los convenios de pago, 2,6 millones de dólares, solo por concepto de promoción, publicidad y logística, de esa cantidad 13 mil dólares se “destinaron” en jabón, y papel toalla para un evento de tres días. En enero del 2016 varios sectores denunciaron el registro de 366 títulos falsos en el sistema informático de la Senescyt, Ramírez tuvo que sumarse a esta denuncia y señaló que se trataba de una red de ‘hackers’. La denuncia está en la Fiscalía y no podemos olvidar que en su momento se vinculó a funcionarios públicos relacionados con el Gobierno y Alianza PAIS, entre los favorecidos.

Yachay podría ser la mayor expresión de despilfarro y corrupción durante la época del “exrector de rectores”. El último informe que presentó meses atrás el presidente Moreno estableció dos tipos de irregularidades: mal uso y desvío de fondos públicos, así como estafa a la fe pública. El informe expresa que en Yachay cinco edificios se encontraban paralizados desde el 2015; que el crédito de 233 millones de dólares de China tuvo una “mala programación”.

Varios son los delitos que coinciden en los distintos casos y que la justicia debe aclarar. Por el momento, lo suscitado en Ciespal es un hecho concreto –pequeño, que frente a lo señalado y otros tópicos, es sin duda la cereza del pastel–. Pero que debe servir a la vez como impulso para investigar lo que está denunciado e incluso oculto, caiga quien caiga. He ahí la necesidad de contar con mayor voluntad política desde el Gobierno.

Es menester que las instituciones por las cuales transitó René Ramírez sigan el ejemplo de Ciespal y desarrollen las respectivas investigaciones y auditorías. Si se actúa con responsabilidad y en el marco de la Ley, no sería nada raro encontrar situaciones peores, Ramírez estuvo a cargo de la educación superior por años, entregó becas, fue amante de las consultorías, desarrolló y financió varios proyectos y eventos. No se trata de una revancha, pero sí de que se recojan los sentimientos de justicia frente a una persona que abusó de su poder.

El daño infringido por Ramírez y el correísmo se puede cuantificar desde el lado económico y legal. Pero también existe un daño moral, académico y social que la universidad y el país no podemos olvidar, pues, buscaron de la manera más canallesca, domesticar a la alma mater. No perder la memoria y exigir justicia, es también educar, es también hacer academia, ya que los recursos mal utilizados ayer, hoy hacen falta, por ejemplo, para cumplir con las 40 universidades.(O)

*Expresidente de la FEUE