En la última década y con cargo a la bonanza económica que gozó la revolución ciudadana durante su paso por el poder, se publicitaron las grandes inversiones en infraestructura y tecnología para la modernización de los Correos del Ecuador.

Debo reconocer que prácticamente no he usado el correo público en los últimos años porque mi actividad profesional y personal no requieren de su servicio de manera regular.

A finales del 2017 compré en un ítem online por un costo menor. Para ello ingresé mi información personal y dirección de entrega.

A inicios de enero de 2018 hice el tracking online y se me informó que el paquete había sido enviado al Ecuador, a través del correo público.

A inicios de este mes, toda vez que el sitio web de la compra no me proporcionaba nueva información del envío, decidí llamar a Correos del Ecuador, aspirando a que con el número de la guía aparezca el envío.

Llamé a un call center pagado y me ubicaron en la posición 32 de la lista de espera. Luego de casi media hora en la línea, me atendió una persona que me dijo que tenía que registrarme online en Avísalo, que es un sistema “novedoso” para que el usuario pueda manejar sus envíos. Y que ella no podía hacer nada, que todo era a través del bendito Avísalo.

Me registré en Avísalo, y entonces descubrí que el pedido estaba en el país desde enero de 2018. De nada sirvió que hayan tenido mi teléfono, mi dirección y mi e-mail. Como no fui “mago” y no me registré en Avísalo, mi paquete tenía tres meses refundido en bodegas de Quito.

Tuve que pagar online 3,51 dólares, por concepto de trámites operativos de nacionalización, con lo cual se suponía que avanzaría mi “trámite”.

En esa misma semana volví a llamar al call center. Esta vez tuve suerte y me tocó la posición de espera 27, por lo que solamente tuve que esperar 24 minutos (con el costo correspondiente). Allí me dijeron que en una semana recibiría mi encomienda.

La semana decurrió, y como era de esperarse, no recibí el pedido. Así que ayer intenté el call center (pagado), pero como me tocó la posición 34 decidí cerrar y dirigirme a una agencia de Correos del Ecuador para gestionar personalmente el asunto.

Allí una displicente funcionaria me supo decir que ella no disponía de más información que la que me aparecía online y que desde la fecha del pago tenía que esperar un mes para que la encomienda llegara a alguna agencia. Que eso me sería notificado y solo a partir de esa notificación podía gestionar el retiro directo en la agencia.

¿Es esta la tan cacareada modernización del correo estatal?

¿Cuánto se ha invertido en este rubro en la última década?

Ojalá asambleístas y organismos de control se acomidan a investigar el tema, que con seguridad no debe ser un caso aislado.

Un correo público con call center pagado, al que solo se puede acceder online y con tan grotescos tiempos de espera, no solo es una falta de respeto al usuario, sino inalcanzable para las grandes mayorías a las que supuestamente se debía el correísmo. (O)