Suelo siempre entablar conversación con las personas que van al supermercado en silla de ruedas. Cada cual tiene una historia de la que algo aprendo. No me gustan los sinónimos como discapacitado, impedido, tullido, minusválido. Me agrada “diversidad funcional” a pesar de que pueda sonar algo paternalista pero habla de capacidades diferentes. Lenín Moreno es un buen ejemplo, como lo fue Franklin Roosevelt quien logró ejercer como trigésimo segundo presidente de los Estados Unidos desde 1933 hasta su muerte en 1945 y ha sido el único en ganar cuatro elecciones presidenciales en esa nación: la primera en 1932, la segunda en 1936, la tercera en 1940 y la cuarta en 1944. Fue uno de los grandes artífices de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial; ganó sus primeras presidenciales en 1932, cuando ya llevaba 11 años en silla de ruedas por la polio. Durante sus 12 años en la Casa Blanca no lo limitó su condición física. Gabriela Michetti, Wolgang Shäuble en Alemania, Anne Begg en Escocia también estaban en sillas de ruedas. Lenín Moreno es un hombre hiperactivo, si de pronto ha de sentirse cansado sabe disimularlo. La presidencia para él fue un desafío de enorme dificultad y la está asumiendo. Moreno, el 3 de enero de 1998, fue asaltado por dos delincuentes, recibió un disparo en la espalda, el que dañó su médula espinal y lo dejó sin movilización en ambas piernas. Muchas personas experimentan cierta incomodidad frente a un parapléjico, mas deberían pensar que un problema cardiovascular puede suceder a cualquier humano en cualquier momento. La solidaridad debe verse natural, lo peor es mostrar lástima o piedad porque es casi una ofensa.

La Biblia se muestra particularmente despiadada, algo indignante, con aquellas personas inmovilizadas o con falta de capacidad : “El Señor le ordenó a Moisés que le dijera a Aarón: ‘Ninguno de tus descendientes podrá presentarme la ofrenda del pan. En efecto, no deberá acercarse nadie que tenga algún defecto físico: ninguno que sea ciego, cojo, mutilado, deforme, jorobado o enano, lisiado de pies o manos, o que haya sido castrado. Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga algún defecto podrá presentarse jamás a su Dios (Levítico 16 a 24). Me cuesta pensar que una divinidad pueda expresarse de esta manera. Jesús en el Nuevo Testamento curó a un paralítico en Cafarnaum, en un día de reposo lo que sacó de quicios a los fariseos, además le perdonó todos sus pecados”. Dramático es el cambio de parecer. Los verdaderos discapacitados son quienes no tienen la capacidad de saber amar, los que en vez de corazón solo tienen un músculo hueco. Los discapacitados son quienes se pudren en sus odios, rencores, resentimientos. Guardar rencor a alguien implica que le permites vivir entre tus pensamientos, es más infeliz el que odia que la persona odiada. Así vemos rostros tensos por emociones negativas, la malquerencia en bandolera, la amargura como permanente compañera. Los discapacitados están por doquier. Recientemente en los Estados Unidos asesinaron a tiros a un parapléjico cuando intentaba explicar que no podía levantar las manos: “Hands up!”. Somos todos capaces de cualquier cosa, hasta de lo peor.

(O)