Todo funcionario público es un empleado del pueblo y como tal debe rendir cuentas y responder a las inquietudes de la ciudadanía, sin molestarse ni poner pretextos, ya que para eso se los ha contratado; deben saber que el puesto no es comprado, no es propio ni tiene dueño, son públicos y de libre remoción.
Me causa sorpresa ver funcionarios del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) y del Gobierno, al igual que otros, que quieren aferrarse a los cargos defendiéndolos con uñas y dientes. Lo correcto, ético y lo normal es poner la renuncia y dejar el cargo a disposición, dando paso a que se nombren nuevos funcionarios y que las instituciones de control como la Contraloría, la Asamblea Nacional, entre otras, hagan sus respectivas auditorías para que los dueños que son los aportantes, es decir la ciudadanía, tengamos información clara y veraz sobre nuestras inversiones y quienes las dirigen; ¡porque el Estado y el IESS sí tienen dueño: el pueblo!(O)
Sixto G. Eguiguren Castillo, empresario acuícola, Samborondón