Las alergias, descritas por primera vez en 1906 por Clemens von Pirquet, son reacciones de hipersensibilidad y de respuesta al sistema inmunológico, que al ingresar cualquier sustancia denominada alérgenos generan síntomas leves o graves de acuerdo con el grado de sensibilidad que una persona puede hacer como reacción ante cualquier cuerpo extraño, sean estos producidos por alimentos, cosméticos, tipo de vestimenta, medicamentos, el polen de las plantas, picadura de insectos, animales menores que están intradomiciliarios o mayores, ácidos, fertilizantes, químicos, microorganismos intestinales.

Se estima que más del 30 por ciento de la población ecuatoriana ha sufrido algún tipo de reacción alérgica cuyos síntomas primarios son picazón, lagrimeo, estornudos, hinchazón o edema, escoriación, enrojecimiento, crisis asmática, rinitis, taquicardia u otros, que pueden poner en peligro la vida cuando existe edema de Quincke o angioedema, vértigos, síncopes o más grave cuando hay dificultad al respirar o mal funcionamiento del corazón con baja presión arterial entrando en un shock anafiláctico, en el que es necesario tratamiento de inmediato para solucionar el cuadro crítico emergente.

Las enfermedades clásicas consideradas alérgicas son las mediadas por anticuerpos IgE, que de acuerdo con la clasificación de Gell y Coombs 1963 las clasifica en asma, rinitis, conjuntivitis, dermatitis, eccema, dermatitis de contacto, urticaria, alergia a los alimentos, picadura de insectos, anafilaxia. Los tests de IgE, como el análisis de sangre inmunoCAP, tienen buenos resultados, aunque las pruebas cutáneas e intradérmicas tienden a variar en función de la hora del día y la estación del año.

En el Ecuador existen excelentes profesionales alergólogos que están dedicados a la investigación de este tipo de enfermedades, uno de ellos es el Dr. Iván Chérrez Ojeda, neumo-alergólogo, actualmente presidente del Comité de Urticaria de la Asociación Latinoamericana de Alergia, quien con un grupo de estudiantes de las diversas facultades de Medicina de Guayaquil han presentado más de 21 publicaciones internacionales tanto de asma como de urticaria, recibiendo premios internacionales de la Academia de Alergia y Asma en Europa, Estados Unidos y en Latinoamérica.

Investigadores nacionales concuerdan con Chérrez en que se debe crear una red autónoma de investigadores no solo para las alergias, sino para todo tipo de enfermedades transmisibles y no transmisibles, con apoyo económico por cada protocolo de investigación por parte del Gobierno, empresa privada, ONG u otros, y en lo educativo mediante alianzas con centros de investigación a nivel internacional. La meta, refiere el galeno, es preparar al joven estudiante desde su inicio universitario para que se vaya empoderando en la investigación y pueda sacar resultados basados en publicaciones científicas reconocidas internacionalmente, motivándolo con la obtención de una capacitación en el exterior, solo así tendremos excelencia de profesionales científicos en el Ecuador.

(O)