Con frecuencia hay noticias de capturas de contrabando en el país. Entran por las fronteras norte y sur. Zapatos, prendas de vestir, utensilios de cocina, vitaminas y muchos productos más ingresan sin pagar impuestos. Mención especial merece el contrabando de alimentos, el arroz es uno de ellos, lo que perjudica a nuestros productores. No es extraño que en algunos almacenes se exhiban ropa y zapatos cuya etiqueta dice “Hecho en Ecuador”, para disfrazar lo que entró ilegalmente al país.
También hay productos que ingresan por los aeropuertos y puertos marítimos, con declaración de costos más bajos que el que tienen en sus países de origen, con el objeto de pagar menos impuesto del que corresponde.
No se trata solo de contrabando menor, sino del que realizan empresas organizadas para estafar al Estado: tienen camiones, camionetas, vehículos con motores de carrera para burlar a la Policía, radios para comunicarse entre sí indicando dónde están los controles.
El contrabando es también una forma de corrupción en el que son culpables el que vende y el que compra, y perjudica a todos los ecuatorianos. A las autoridades les compete el control y a todos nos corresponde negarnos a comprar lo ilegal. (O)