El catecismo católico enseña que la penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas, la Escritura y los Padres de la Iglesia insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración y la limosna.

Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgico son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de los bienes, así como las obras caritativas y misioneras.

Añade que Ley nueva manda practicar los actos de la religión: la limosna, la oración y el ayuno, ordenándolos al “Padre que ve en lo secreto” por oposición al deseo de “ser visto por los hombres”.

Una intención sobreañadida, como la vanagloria, puede desmerecer un acto, de suyo, bueno.

En varias circunstancias, el cristiano es llamado a hacer promesas a Dios. El bautismo, la confirmación, el matrimonio y la ordenación las exigen siempre. Por devoción personal, el cristiano puede también prometer a Dios un acto, una oración, una limosna, una peregrinación, etcétera. La fidelidad a las promesas hechas a Dios es una manifestación de respeto a la Majestad divina y de amor hacia el Dios fiel.

Siendo las obras de misericordia las acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades espirituales y corporales, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna y una práctica de justicia que agrada a Dios.

La Ciudad del Vaticano, oficialmente Estado de la Ciudad del Vaticano ​ o simplemente El Vaticano, es un país soberano sin salida al mar, cuyo territorio es un enclave dentro de Roma. Tiene su organización administrativa, con sus respectivas instituciones y, entre ellas, la Limosnería Apostólica, a través de la cual se realizan obras de caridad, a veces informadas por L’Osservatore Romano, su semanario oficial.

Así, por ejemplo, conocemos la acogida que, en departamentos dentro de su territorio, ha realizado con familias sirias discriminadas en su país por su religión cristiana y que llegaron gracias a corredores humanitarios promovidos por la Comunidad de San Egidio, la Federación de las Iglesias Evangélicas en Italia y la Mesa Valdense. Ellas, hasta abril del 2017, habían acogido, en conjunto, 70 núcleos familiares: un total de 145 personas.

Otra obra empezada ese mes es la Lavandería del papa, servicio gratuito ofrecido a las personas más pobres, en particular a las sin hogar, para que puedan lavar, secar y planchar su propia ropa y mantas.

Este servicio es adicional a la Barbería para los sin techo que, desde hace dos años, funciona junto a la Columnata de San Pedro.

Ambos se mantienen con donaciones.

También ha contribuido, recientemente, con un aporte apoyando el proyecto social a favor de chicos discapacitados que frecuentan la colonia marina La Madonnina, en el municipio de Fiumicino.

¿Acaso son buenos ejemplos a imitar individual y colectivamente? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)