El papa Francisco, comentando la parábola acerca de un rico sin nombre y de un pobre llamado Lázaro (Lucas 16, 19-31), nos invita en su mensaje cuaresmal a un proceso de conversión, preparatoria de la celebración del Domingo de Pascua. El papa nos invita a abrir mente y corazón a la dignidad de las otras personas, que hemos de defender en todo programa.

En este año la preparación a la Pascua coincide con la preparación de la elección presidencial.

Al mismo tiempo que señalo la inmensurable distancia entre los dos celebraciones, descubro que el documento, con el que el papa orienta a preparar la celebración de la Pascua, ilumina las actitudes de los ciudadanos para elegir a un presidente.

Los bienes –valores– de personas y pueblos no son solo dinero, casas, etcétera; son también bienes inmateriales: dignidad personal, educación integral, honradez, libertad, responsabilidad.

-Conversión de los ciudadanos. Jerarquizar los valores, desde la conjunción entre libertad y responsabilidad.

La experiencia de los pueblos ha descubierto que un medio concreto para cultivar la unión de libertad con responsabilidad es la democracia.

La democracia real es el mejor sistema para servir la libertad y la responsabilidad de los ciudadanos, sin las que la sociedad se estanca con ciudadanos despersonalizados. El primer elemento de la democracia, no el único, es la elección consciente y libre de jefes. Jefes que se comprometan a comportarse como servidores, no como dueños y señores.

Jesús afirma: “Donde está tu tesoro, está tu corazón” (Mateo 6,1). Los bienes influyen en nuestra conducta, según el lugar que ocupan en nuestra mente y nuestro corazón. Jesús afirma que el “tesoro”, especialmente el económico, ejerce una atracción particularmente fuerte (Mateo 6, 21), hasta confundir a Dios con un “becerro de oro” (Éxodo 32).

El papa señala que “la lógica del egoísmo no deja lugar al amor e impide la paz”.

Es respetable que los ciudadanos tengan intereses; pero sin encerrarse en esos intereses, en daño del bien común.

Preguntémonos: ¿A qué valores damos importancia y qué valores no cuentan en nuestra vida y en la vida de los candidatos? Los ciudadanos que afirman imperturbables: “Aunque roben, que dejen obras” son exponentes de una sociedad en decadencia. ¿Estamos en decadencia si no nos perturba que se castigue solo a ladrones de gallinas y no a corruptos cercanos al poder? (Odebrecht, Petroecuador, etcétera). Hubiera sido un buen signo el publicar, como en otros países, nombres de involucrados en coimas. La diafanidad impide acusaciones. Una explicación clara sería un buen ejemplo de los investidos de autoridad. “No debemos; no tememos”.

-Conversión de los servidores. Dirigentes políticos hacia una mejor real democracia consistiría en proponer planes concretos, accesibles a la mente y corazón de los ciudadanos, especialmente de los carentes de información libre. Es perversión mentir con proyectos irrealizables, con insultos, gritos, ofertas engañosas.

El populismo (derechos sin deberes) hace más daño a los pobres; no reemplaza estructuras que faciliten a todos crecer de acuerdo –también– con su aporte al bien social. (O)