¿Se acuerdan cuando nuestros mayores nos preguntaban si queríamos que nos cuenten el cuento del gallo pelón? Pues hasta ahora de adultos, nos seguimos engañando con el mismo cuento infantil.
Todos los días se publica e informa la situación calamitosa que hemos vivido estos últimos años. Leemos con avidez, nos impactamos y casi acto seguido volteamos la página y súbitamente lo dejamos en suspenso quedándonos con un sentimiento de mea culpa en nuestras mentes. Desfilan por las columnas y medios de comunicación, críticos, eruditos, agoreros, autoridades, literatos, analistas y más; todos con la misma consigna, fiscalizar los desafueros que suceden, ¿y qué pasa? Nada o casi nada porque volvemos a repetir nuestras denuncias unos, vuelven a leerlas los demás, y seguimos, indefectiblemente volteando las páginas a otras cosas. Así es como nos toma el pelo el de “las mil maravillas encantadas” preguntándonos si queremos que nos cuenten el cuento del gallo pelón, contestando nosotros al unísono, pletóricos de fe, alegría y esperanza: sí, mientras en nuestros hogares padecemos hambre, estamos sin trabajo digno y desalentados de tanta infamia, latrocinio, sinvergüencería. Así no se construye un futuro ni haremos patria.(O)
Manuel Valdiviezo Peñafiel,
Jubilado, Samborondón