El Cootad, Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización, responsabiliza a los municipios para mantener el orden en materia de uso de suelo, lo que resulta fundamental si queremos que las ciudades ecuatorianas se sigan desarrollandose ordenadamente.

El caso de Guayaquil es un tema aparte, su desarrollo siempre se dio a pasos agigantados y esto incluyó mucho desorden, sin embargo, los buenos alcaldes que hemos tenido lograron transformar a la Perla del Pacífico en una joya cada vez más reluciente. Estos días nos enfrentamos a una problemática que amenaza seriamente con hacer colapsar el tránsito en las calles céntricas guayaquileñas, arterias importantes que trasladan enorme carga vehicular y han sido invadidas por vendedores de accesorios y repuestos para vehículos, y los instalan en plenas vías transformándolas en talleres mecánicos. Por todos lados se ven centenares de vendedores ambulantes de estas mercancías, incluso proliferan construcciones sin condiciones reglamentarias de espacio, ni servicios higiénicos, que realizan estas actividades en su interior.

Más llama la atención que han comenzado a proliferar estos comercios ambulantes en el Barrio del Salado, declarado patrimonial por el Ministerio de Cultura, dada su antigüedad y rica arquitectura con influencia europea.

El afán de querer ver a nuestra querida ciudad como una gran metrópoli, ordenada y limpia, no es una quimera. Tenía esperanza de que con el Cootad estos desórdenes desaparecerían, pero no fue así. Traslado entonces mis anhelos a la ATM (Autoridad de Tránsito Municipal), si este organismo, para que no se complique más el tránsito, toma cartas en el asunto.(O)

Gustavo Rivadeneira Romero, Guayaquil