¿Hay tantos planes estudiados para servir al Ecuador? ¡Cada grupo político tiene el suyo! ¿Por qué no pueden integrarse parcial o totalmente?

Esta dispersión recuerda la fábula de Tomás de Iriarte, la de Los dos conejos. Están siendo perseguidos por un perro. Para salvar la vida, los dos tienen una única “salida”: correr más velozmente hacia un refugio. Los conejos gastan el tiempo en discutir qué perro los persigue: ¡Es galgo! ¡No. Es podenco!

La revolución digital no corre, vuela. Hay que prepararse, también psicológicamente, a recibirla en beneficio de todos. Hay quienes pierden el tiempo en discusiones, ya porque la revolución digital les parece lejana, ya porque están obnubilados por intereses personales, o de partido. No hay tiempo que perder. Imposible parar la revolución digital; solo es posible orientarla al servicio de todos. Si la digitalización beneficia solo a unos pocos, más temprano que tarde, el galgo o el podenco devorará a todos.

La realidad de los centros comerciales permite mirar imaginativamente las transformaciones, que se van imponiendo. Los centros comerciales facilitan la vida, especialmente a muchos citadinos. Al mismo tiempo causan la desaparición de pequeñas tiendas, fuentes de trabajo. ¡Unos ganan, otros pierden!

Han surgido: (1) la movilidad, o sea la posibilidad de acceder a datos de información desde cualquier lugar, y (2) la nube, sitio de almacenamiento de la información. Gracias a la movilidad y a la nube son posibles mejor y mayor producción, con personal menos numeroso.

Está en curso un proceso de integración de datos de las diversas nubes. La integración de los datos de las diversas centrales, o nubes, permite tomar mejores decisiones para mejorar la calidad y aumentar la producción.

Las grandes empresas mundiales, como Apple, tienen actualmente mucha más ganancia (53.700 millones de dólares) con empleados mucho menos numerosos. La disminución del número de empleados es general.

Las empresas digitalizadas, afirma César Cernuda, pueden producir beneficios multimillonarios con la mitad de empleados de las empresas tradicionales.

Preguntémonos: ¿Políticos candidatos y ciudadanos estamos conscientes de que la revolución tecnológica, especialmente la digital –que está llegando–, “pone al revés todos los aspectos del sistema económico, desde los modelos de producción hasta los hábitos de consumo, pasando por el empleo”?

¡Los puestos de trabajo! Según algunos expertos, no disminuirán, se transformarán… Los del Foro de Davos dicen: “Nuestra capacidad para generar profesiones nuevas no va a ser lo suficientemente fuerte para generar profesiones nuevas”.

Al inscribirse, los candidatos deberían estar preparados y asumir la tarea de crear un refugio en el que sea imposible ser devorados por galgos o podencos egoístas.

Refugio sostenido con libertad creadora, justicia distributiva y equidad, en el contexto de una sociedad digitalizada. Tarea imposible, si cuentan más los votos conseguidos con el fomento de la irreflexión frente al futuro; si persiste una educación sin adecuado cultivo de valores humanos y sin la convicción de que la tierra es casa de todos. ¿Parar como los conejos? Solamente para lograr mejor preparación y aporte de todos, proporcionado a sus recursos. La digitalización supera el “yo pido, tú pagas”. (O)