Pilar Piana
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Hace poco leí una noticia que informaba sobre la adjudicación de un contrato por $2.2 millones de dólares, para construir un nuevo paso de desnivel en la avenida De las Américas, en el sitio donde la anterior estructura colapsó debido al terremoto ocurrido el dieciséis de Abril del presente año.
Si bien conforme crece una ciudad hay que definir e implementar soluciones viales, el paso de desnivel que colapsó fue construido -según recuerdo la información que leí- por el año 1978. Tiempo en que la ciudad tenía otras características demográficas y necesidades de movilidad que las que tenemos en el presente año, 2016.
No he realizado un estudio calificado pero en los últimos meses, después del terremoto, he pasado varias veces por la avenida De las Américas. Al inicio pensé que me estaba lanzando al suicidio. Creí que me iba a topar con una extensa cola de carros y que por cada minuto yo avanzaría un metro, pero para mi sorpresa transité de manera fluida. Ya he regresado e ido varias veces por esta vía, incluso en horas del día consideradas pico. A más de experimentar congestionamiento, mi percepción es que ahora el tráfico fluye igual o incluso mejor.
Tal vez, invertir en un paso de desnivel que a las finales sólo sirve para vehículos motorizados, no es la idea más óptima. Yo buscaría invertir en soluciones sostenibles que permitan brindarle servicios de calidad a los ciudadanos y turistas para que puedan experimentar mejor la ciudad, y que a la vez, esta sea más inclusiva con el peatón y ciclista. Así como mejorar y ampliar el servicio público, por ejemplo la metrovía, para que pueda llevar a más pasajeros con un mejor servicio.
También, ampliaría las áreas verdes por metro cuadrado. En Guayaquil, una urbe calurosa donde en épocas de altas temperaturas se siente como si el cemento y hormigón nos fuesen a derretir, contar con árboles frondosos que nos den sombra es un alivio. Después de todo, no es una percepción. La sombra de un árbol con copa grande y frondosa podría significar una disminución de hasta 3 grados centígrados de temperatura, en relación con el área expuesta al sol.
Además que los árboles ayudan a purificar el aire que respiramos.










