Voy a hablar sobre el mal uso de la arena salada en la construcción.

Todos nos hemos quedado consternados por la tragedia del terremoto en el Ecuador, el 16 de abril de 2016, que han sufrido mayormente las provincias de Manabí y Esmeraldas. Si recorremos las poblaciones a lo largo de la Ruta del Spondylus (Sol), se ven constantemente camiones que sacan arena de las playas a la vista de autoridades. Es un daño grande a la ecología, sacarle al mar la arena por toneladas.

Se han hecho llamadas constantemente por teléfono para denunciar estos hechos a la Marina en la provincia de Santa Elena, y nada veo al respecto.

Basta ir a las playas entre San Pablo y Monteverde, por las noches, y ver el desfile de los camiones sacando arena.

Y si no quieren madrugar, vayan a inspeccionar los bloques de “cemento” hechos de una forma artesanal con arena de mar, y todo con pleno conocimiento de todos. Si bien el terremoto de magnitud 7,8 es muy fuerte, no es causa para que se hayan caído completamente tantas construcciones.

Expertos deberían de investigar con estudios serios cada construcción, para determinar las causas de las destrucciones y a futuro realizar estrictos controles, ya que me atrevería a decir que algunos dueños han sido engañados por haber usado en las construcciones arena de mar en el concreto y en los bloques.

La arena de mar tiene altos contenidos de sal que es higroscópica, es decir, absorbe la humedad del aire, por lo que el concreto no alcanza la dureza requerida y la sal mantiene las paredes y vigas con alto contenido de humedad, haciendo que los hierros se oxiden más rápidamente de lo normal y el cemento se desintegre. 

En conclusión, constructores que han hecho obras para el Estado y que han sido destruidas deberían de responder, junto con los fiscalizadores y Contraloría. Queda optativo para los privados, si lo hacen. (O)

Aldo Vinicio Faidutti Navarrete, avenida Samborondón