Aunque los abogados y los opositores pataleen y pongan el grito en el cielo, lo más probable es que las (¿ex?) funcionarias públicas se salgan con la suya y el líder sea el candidato de la altivez y la soberanía. La puerta se abrió cuando la Corte Constitucional, conmovida por el tesón de las jóvenes, dio luz verde al trámite propuesto por ellas. De llegar a concretarse, este terminaría en una consulta popular para derogar la disposición transitoria que impide que el líder pueda participar en la próxima elección. Conmovido también él, reconoció que ellas son capaces de mover montañas. Por la modestia de la que está lleno no pudo decir que ya han llegado a mover a ese grano de arena de la revolución que es él, pero bastó esa metáfora para saber cuál puede ser el escenario futuro.
Lo que se abre con la admisión a trámite en la Corte no es un tema jurídico, o no lo es de manera prioritaria. Ciertamente, si todo se hiciera con apego a la Constitución y a las leyes, la iniciativa de las dos jóvenes con voluntad de bulldozer debería ser rechazada de inmediato porque no se pueden introducir reformas en el año previo a la elección. Por tanto, correspondería que, en un tiempo tan breve como el que le tomó para admitir el trámite, la Corte negara la posibilidad de una consulta para levantar la transitoria que impide la reelección. Es lo que debería hacer en estricto apego al derecho, como gustan decir en esos ámbitos. Pero sabido es que entre nosotros el derecho, la ley y la justicia tienen la maleabilidad de la plastilina y por ello pueden adaptarse a las más variadas formas y circunstancias.
Gracias a esa plasticidad, que proviene del feliz matrimonio de la justicia con la política, ese organismo puede hacer realidad el anhelo de las jóvenes. Lo puede lograr sin que se note el abandono de los cauces señalados por los procedimientos jurídicos. Simplemente podría determinar que la transitoria no es constitucional porque no fue incluida en el primer debate. De manera inmediata, el líder entraría en la contienda sin necesidad del fuerte movimiento de tierras –tan voluminosos como el de El Aromo– que exige la recolección de firmas, la realización de innumerables trámites y la organización del referendo. Así de sencillo, con una resolución que puede tomarla la próxima semana o quizás, agudizando el olfato, pocos días antes del vencimiento del plazo de inscripción de las candidaturas, la Corte podría facilitar la entrega sacrificada del líder a la salvación de la patria.
Quienes manejan la pesada maquinaria que mueve montañas saben que no están en condiciones de arriesgar con otro candidato. Ninguno garantiza un triunfo y sin triunfo no se asegura un retiro digno y tranquilo, por pasajera y temporal que sea esa ausencia de las delicias del poder. Las derrotas de los amigos en Argentina, Venezuela y Bolivia, la situación de Lula y la maleabilidad de la justicia son realidades concretas. Son montañas inamovibles. (O)