…se hinchó tanto que estalló. En las fábulas de Esopo, se relata la pretensión de la rana de ser tan grande como el buey al que envidiaba y creyó que inflándose lo igualaría. Tras repetidos intentos, aspirando mucho aire, en el último, su piel no resistió y reventó. La moraleja es la de que no debemos dejar que la envidia, la soberbia y la vanidad nos muevan a tratar de ser lo que no está en nuestra naturaleza.
Venezuela fue conducida por un líder que, fundado en la riqueza del petróleo, quiso ser igual a los líderes de las más grandes potencias mundiales. Para igualar a la más grande, adquirió grandes cantidades de armamento. Compró modernos aviones de la potencia militarmente rival y nos regaló los viejos; con poca dignidad los aceptamos, y para nada sirvieron. Creó una entidad de beneficencia para regalar y facilitar petróleo a los países amigos, que lo reconocieron como a su héroe. Quiso construir un gasoducto sudamericano para extender su generosa influencia hasta el Brasil y la Argentina, donde estaban sus compañeros ideológicos. No nos olvidó, y vino a colocar la primera piedra de una refinería que él la financiaría y él proporcionaría el petróleo que en ella se industrializaría. En fin… sus proyectos fracasaron, pero regaló, desperdició el petróleo de su pueblo, lo endeudó brutalmente e hizo reventar su economía; de todo lo cual no sabe cómo salir el limitado ciudadano al que designó como su albacea.
Los malos ejemplos, desgraciadamente, han sido seguidos por nuestro país en la política nacional, internacional y económica. En lo nacional, contando con asesores del venezolano, nuestros seudorrevolucionarios han destruido todas las instituciones republicanas con el objeto de establecer el poder absoluto y eterno de nuestro aspirante a la grandeza. En lo internacional, le hemos salido al frente a la primera potencia dando asilo al que robó sus documentos reservados, ofreciendo, luego, asilo al otro espía a quien sacamos de Hong Kong y luego abandonamos en Rusia cuando la primera potencia se enojó. Proclamamos la ciudadanía universal, y otorgamos visa a miles de cubanos que ahora están varados en Costa Rica porque el presidente nicaragüense, cumpliendo las órdenes de los Castro, les niega el paso hacia los Estados Unidos. Siguiendo, asimismo, el deseo de los Castro, Ecuador volvió a imponer el requisito de visa a los cubanos. Hemos apoyado la política nuclear de Irán y luego hemos solicitado a su archienemigo, Arabia Saudita, que se apiade y disminuya la producción de petróleo para que suba su precio. En lo económico, vivimos el caos, porque echamos del país al Banco Mundial, al Fondo Monetario, dejamos de pagar parte de la deuda externa, nos entregamos a la China, y hoy, que nos está cerrando el crédito, miramos a todos lados buscando quien nos preste dinero. Estamos pagando por la soberbia de nuestro gobernante que quiere ser tan grande como los grandes bueyes de la política mundial. Si no reconoce el fracaso de su modelo, si no reduce el tamaño del Estado, el demencialmente inflado gasto público, reventaremos todos como la rana de la fábula. (O)