Esta carta va dirigida a nuestro burgomaestre para poner a su conocimiento que los dueños de ciertos predios esquineros y peatonales de Guayaquil nos sentimos contrariados por el hecho de que personas se toman estos lugares como hacinamiento para depositar la basura de toda la manzana, e inclusive de las aledañas.

Esto de que la gente venga a tirar toda su basura al pie de nuestras esquinas o de nuestras calles peatonales, cerca de nuestras casas, ha motivado que los inmuebles situados en aquellos sitios se devalúen de una manera significativa; ya que al desear venderlos o alquilarlos casi nadie quiere invertir por cuanto no desean vivir la amarga experiencia de tener como primera visión, basura de todo el barrio, acumulada.

Como comprenderán, los chamberos, los animales, rompen las fundas de basura dejando todo el material nauseabundo esparcido en nuestras esquinas, con los consabidos malos olores –que ayudados por nuestro clima caluroso y aupados por el viento– causan estragos en la salud de quienes habitamos allí. Y no sea que se quiera multarnos encima, porque nos vienen a tirar la basura cerca de nuestras viviendas.

Mi sugerencia es que el Municipio de Guayaquil realice brigadas y charlas en cada barrio y ciudadela para concienciar a los ciudadanos sobre esto y no hagan a sus vecinos lo que no les gustaría que les hicieran a ellos. Otra opción consiste en visualizar por medio de las cámaras del 911, o las del propio cabildo, colocadas en la ciudad, a quienes botan la basura a la hora no adecuada, sea en la mañana, tarde o noche; y multarlos con un salario mínimo vital como se ha hecho con los carros que invaden el carril de la Metrovía. Así se generarían otros ingresos para el Municipio y acabaríamos con la plaga inmunda de la suciedad que destroza el rostro de Guayaquil.

Tengo conocimiento de que existen ordenanzas municipales sancionadoras por sacar los desechos a las calles a las horas y a los sitios no permitidos, pero tal parece que no se sanciona. La pregunta es: ¿por qué?(O)

Robert Vicuña, ingeniero, Guayaquil