El compuesto psicoactivo del cannabis o marihuana es el tetrahidrocannabinol, también conocido por sus siglas THC, que afecta al sistema nervioso. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) la incluye dentro de las sustancias ilícitas más utilizadas en el mundo. El consumo semanal de solo tres o cuatro cigarrillos de marihuana, que contienen de 15 a 20 miligramos de THC, puede producir daños celulares de magnitud. Esta droga se consume por vía respiratoria, fumando o vaporizado, envuelto en papel blanco o combinado con tabaco, en algunas ocasiones lo hacen por vía oral.
Una variedad manufacturada de la marihuana es la resina o hachís, compuesto de hierba seca o también la líquida o hachís oil. Algunas veces la utilizan en recetas de cocina para elaborar los space cake o hash brownies, que son pequeños bollos con hachís. Su metabolismo se produce en las vías respiratorias al fumarla; y cuando es oral, en el tracto gastrointestinal.
El metabolismo más psicoactivo es el 9-carboxi-THC que cruza la barrera hematoencefálica. La marihuana persiste en el cuerpo por un largo periodo, se acumula en las membranas lipídicas de las neuronas. Se detecta mediante un análisis de orina, incluso meses después de no consumirla.
En los periodos de consumo pueden presentar pérdida de la memoria, inactividad, taquicardia, elevación de la presión arterial, dolor de cabeza, ansiedad, pánico, periodos de psicosis debido a la reducción del volumen del hipocampo y de la amígdala cerebelosa, delirios, sensación de acoso y persecución, risa sin motivo, luego viene la depresión.
Investigadores han demostrado que el uso intensivo de la marihuana disminuye el número y la movilidad de los espermatozoides, produciendo algunos deformados por la afección del hipotálamo, que es la glándula que controla ese proceso. Su consumo puede llevar a la adicción, a la búsqueda y uso compulsivo de la sustancia a pesar de conocerse sus efectos dañinos sobre el funcionamiento social en el contexto familiar, escolar, laboral y recreativo, no les interesa su aspecto porque tienen baja su autoestima.
Las personas que han consumido marihuana por largo tiempo reportan irritabilidad, dificultad para dormir, disminución en el apetito, ansiedad y deseos por la droga. Cuando dejan de consumirla pueden presentar el síndrome de abstinencia, afectando su salud física y psicológica, con ansiedad, nerviosismo, inquietud, hiperquinesis o incapacidad para permanecer quieto, estrés. En casos particulares, otros síntomas, como las alucinaciones, las migrañas, la deshidratación, también se hacen presentes.
En el Ecuador, la Constitución de 2008 dejó de criminalizar la tenencia y consumo de esta droga, pero faltaba establecer qué cantidades podía tener en su poder una persona para no ser considerado un delito. El Consep fija que se puede portar la cantidad de 10 gramos de marihuana. En su artículo 364 estipula: “Las adicciones son un problema de salud pública”.
El Estado no debe de permitir que leyes o reglamentos permitan portar cantidades de esta droga cuando está comprobado que afecta a las neuronas cerebrales, hay alarma en la población del aumento de adolescentes y jóvenes adultos por el abuso indiscriminado de esta sustancia y peor el aumento considerable del narcotráfico, sin conocer si estas sustancias son quemadas, ya que los medios nos informan de la captura, mas no de la destrucción de la misma.
Se deben fortalecer programas educativos, campañas de prevención y control de la marihuana y sus efectos que está destruyendo al individuo, su entorno familiar y social. ¡Salvemos a nuestras generaciones presentes y futuras! (O)