Siempre he dicho que la Medicina no es una profesión, es un apostolado, pues todos los apóstoles, menos uno, fueron asesinados por predicar el amor al prójimo, y que por mala suerte aparezca un Judas.

Sigo a Jesús y a san Francisco de Asís, y tengo un sueño: que todos los médicos de mi país seamos hermanos y siempre trabajemos con amor, con el prójimo que nos necesita.(O)

Augusto Vizcaíno Ronquillo,
Doctor en Medicina, Guayaquil