En la antigua Roma, la lucha de gladiadores era decidida por los espectadores, el perdón era manifestado por un gesto denominado pollice verso, este se extendía con el dedo pulgar de la mano que miraba hacia abajo y, con la otra mano sujetaba el vencedor la espada colgante o la ponía dentro de su vaina. Cuando se exigía la muerte era el pulgar encerrado en la palma pollice presso, que indicaba la espada hundida en el cuerpo del vencido. Pero el curso de la historia cambió el significado: los dedos pulgares de la mano hacia abajo significaban la desaprobación sin recurso. Durante la Segunda Guerra Mundial, los pilotos americanos utilizaban el pulgar hacia arriba como un visto bueno para alentar a la tripulación; los chinos lo simbolizan como el mejor, el número uno, en señal de respeto. En el deporte de bucear, el pulgar hacia arriba significa ascender y en el baloncesto, ambos pulgares hacia arriba significan un salto entre dos. En el área de los espectáculos, estos gestos están asociados a raíz de ciertas películas que fueron criticadas, en las que referían con gestos del dedo pulgar hacia arriba como positivas y, abajo, como negativas, dos pulgares hacia arriba como indicador de calidad.
En la actualidad, los adolescentes se comunican su lenguaje mediante gestos con las manos como una forma de mostrar su opinión o para afirmar o negar su posición: si le dan los cinco es sinónimo de felicitación, juntar puños como compañerismo, el pulgar hacia abajo demuestra lo que no les agrada o está mal hecho y dos pulgares hacia abajo es desagrado extremo. El signo apotropaico o también obsceno llamado también digitus impudicus es cuando se extiende el dedo corazón o medio de la mano manteniendo los restantes apretados. Diógenes indicaba que quienes levantaban el dedo medio eran considerados locos, no así quienes levantaban el dedo índice. Levantar el antebrazo cortado por el otro se denomina corte de manga, es un modo de expresar disconformidad, pero si va acompañado de puño cerrado con dedo corazón alargado es considerado molesto, obsceno, ofensivo e insultante, ese gesto era el que realizaban los prostitutos en la antigua Roma para dar a entender a sus clientes que estaban trabajando.
En la marcha del 1 de mayo del presente año por el Día Internacional del Trabajo, un adolescente de 17 años hizo un gesto de mostrar los pulgares hacia abajo y realizó el corte de manga cuando pasaba la caravana presidencial en la ciudad de Quito, lo que le molestó al presidente de Ecuador, economista Rafael Correa Delgado. Por dicho gesto fue sentenciado a realizar 20 horas de trabajo comunitario, recogiendo basura en un parque ubicado al frente del Ministerio de Justicia. El adolescente adujo que su gesto fue realizado como desacuerdo a la política del actual gobierno y que no siente haberle faltado al respeto ya que lo actuado no está contemplado en ningún artículo del Código Orgánico Integral Penal.
En años pasados, en una parada estudiantil del 9 de octubre, los estudiantes en vez de saludar con la mano extendida a la cúpula presidencial lo hicieron con la otra mano dirigida a los presentes como sinónimo de rechazo, pero no hubo ninguna acción negativa en contra de esos estudiantes. El presidente Correa debió de preguntarle al adolescente por qué lo hizo e invitarle a dialogar, eso resaltaba su caballerosidad y majestuosidad del cargo. El Gobierno debe dialogar con todos los sectores sociales, afines y opuestos, para un mayor acercamiento y entendimiento para buscar mejoras en el campo económico, social y educativo por el bien del país y de él mismo si quiere dejar huellas en la historia una vez que finalice su gobierno.(O)