Es comprensible que los riesgos que trae consigo la crudeza del invierno nos alejen de las carreteras. Más que miedo o temor se trata de seguridad, elemento indispensable para el éxito de una excursión. Un paseo familiar pensado para disfrutar de la naturaleza y del gusto de estar juntos jamás debe convertirse en presagio de una tragedia; es preferible esperar la época de verano, del ‘buen tiempo’, para viajar. Con esta indispensable premisa, algunas sugerencias, amigas y amigos.
- Hasta que san Pedro cierre sus grifos celestiales es aconsejable, en estas semanas, no remontar la cordillera. Si bien el peligro de muerte es remoto, no así los inconvenientes que se desprenden de la espera de una o más horas hasta que el camino sea habilitado porque un derrumbe cerró el paso de vehículos.
- Siendo el Ecuador un país muy rico en destinos turísticos es mejor dedicarnos, mientras dure el invierno, a conocer lugares de la región en que vivimos. Quienes vivimos en el Litoral conozcamos nuestra región; quienes residen en la Sierra hagan cosa igual; los habitantes del Oriente tienen destinos de primer orden dentro de la Amazonía. Lo que deseo insinuar con esto es ser cautos antes de viajar, no arriesgar la vida innecesariamente y dejar para después aquello que no es indispensable hacerlo hoy.
- Machala-Esmeraldas se lo puede hacer en dos días algo forzados o en tres muy cómodos. Machala-Salinas, Salinas-Bahía de Caráquez, Bahía-Esmeraldas es una opción placentera. Machala-Manta y Manta-Esmeraldas es factible, no recomendable. Todo depende de los objetivos del viaje, de los intereses de los viajeros, de la calidad del vehículo y del tiempo disponible.
- Es posible devorar kilómetros, deleitarse con paisajes variados y hermosos, cuando la ambición es viajar y enfrentarse con lo desconocido. Suelo recomendar un viaje inicial de reconocimiento macro de aquello que más tarde se lo hará en detalles. Me explico. Quien viaja en dos o tres días de Machala a Esmeraldas tendrá, con seguridad, una idea global, por demás interesante, de la Costa y, en parte, del Litoral ecuatoriano. Un ejemplo: Machala-Naranjal-Guayaquil-Progreso-Salinas-Olón-Salango-Puerto Cayo-Manta-Jaramijó-Crucita-San Clemente-Bahía-Jama-Pedernales-Esmeraldas son algunas de las poblaciones, a lo ancho y largo de la Ruta del Spondylus, que merecen ser descubiertas y conocidas para ser amadas.
- Para este fin de semana, un ‘menú sencillo y de fácil digestión’. Les sugiero Guayaquil-Cerecita-Progreso-Playas-Data-Posorja. Ciento veinte kilómetros con una carretera flamante. Después de Progreso accedan al puente que les conduce directamente a la vía a Playas. Enfilen raudos hacia Posorja, una ciudad que tiene mucho que recordar, que admirar y que lamentar (hay sectores que desconocen ‘el milagro ecuatoriano’). Una lancha les puede trasladar a Puná. Hablen con los pescadores, de manera especial con aquellos ancianos lobos de mar, tienen mucho que contar; son gente amable, sencilla, cercanas a la vida. El balneario Varadero, cerca de Data, es una buena opción para descansar, bañarse y comer. Playas tampoco sabe de ‘milagros’, y los necesita con urgencia. Es una ciudad anclada en la postración y el abandono.
Boicotear sin pudor, reiteradamente, la realización de una consulta popular sobre la ‘reelección indefinida’ es alimentar la insurrección popular. (O)








