Antiguo refrán, de la época que se le ponían velas a los santos –y algunos se las siguen poniendo a otros que no lo son–: “Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre”.

Su significado: invocar que siempre haya racionalidad pensando en los efectos y consecuencias.

El solo “dejar hacer, dejar pasar” no es bueno.

Y lo contrario, el exceso de imposiciones, conlleva el riesgo de efectos o consecuencias o reacciones que se salen de control, quizás más allá de la intencionalidad de quienes las imponen.

La banca y el poder político

Y no estamos refiriéndonos a santos. Ni la banca, ni el ejercicio del poder se aproximan a la santidad.

¿Serán demoníacos?, no necesariamente.

Lo malo es cuando las decisiones coyunturales privilegian el sometimiento o la confrontación antes que la seguridad y confiabilidad en la economía, porque las facturas finales podrán terminarlas pagando los seres humanos organizados en empresas o simplemente usuarios y consumidores, a quienes los que son gobierno o son banca publicitan servir.

El Código Monetario y Financiero

En la historia de la banca ecuatoriana que aparece en la exposición de motivos del proyecto, se relatan hitos de condena a cómo ha sido su funcionalidad hasta los días que vivimos.

El primer hito que se destaca fue el de la llamada Ley de Moratoria, 30 de agosto de 1914, que suspendió el canje de billetes emitidos por bancos privados –entonces no existía el Banco Central– con la reserva metálica que debía respaldarla.

La normativa de entonces era que los bancos privados de emisión –el más importante era el Banco Comercial y Agrícola– debían tener una reserva metálica no menor del cincuenta por ciento del valor total de emisión de billetes y moneda fraccionaria.

Urbina Jado, que dirigía el mencionado banco, sostenía que el Ecuador debía entrar en la tendencia ya existente en otros países de no solo tener reserva metálica, sino también respaldar las emisiones monetarias con los documentos de exportación que liquidados y pagados debían significar divisas que ingresen al Ecuador, así como con la riqueza productiva –a esa época, muy afectada por plagas que arrasaron plantaciones de cacao–, decisión al margen de la entonces ley vigente, que asumió.

Por otro lado, como el Estado no tenía banco de emisión, recurría a los bancos privados, el principal el Comercial y Agrícola, para que financie los presupuestos del Estado siempre deficitarios, con lo cual la emisión monetaria, para ese fin, no solo no tenía respaldo, sino que significaba interrelación e interdependencia de la banca y el poder político. La movilización ante el riesgo de conflicto armado con el Perú –1910– y el levantamiento de Carlos Concha en Esmeraldas –1913/1914– significaron ingentes gastos.

Al generarse el pánico de que Europa por la guerra declarada semanas atrás –la Primera Guerra Mundial– no iba a poder pagar las exportaciones, los tenedores de billetes demandaron un canje por oro, imposible por la elevada emisión inorgánica.

Urbina fue hijo del presidente José María Urbina, que como Jefe Supremo, desde Guayaquil –contra la oposición de los terratenientes de la Sierra– abolió la esclavitud en el Ecuador, el 25 de julio de 1851.

Urbina murió meses después de la Revolución de julio de 1925, que ocupó el banco y lo mandó al exilio, en enero de 1926. Su anterior inmenso poder económico y político no le generó fortuna personal o familiar.

En el Ecuador dolarizado, la posible emisión electrónica –igual que la fraccionaria– debe ser con respaldo cien por ciento de los dólares de los Estados Unidos de América. No hacerlo así, sería incompatible con la dolarización.

Arrancando de ese hecho histórico y citando otros hitos, el presidente Correa señala textualmente:

“… el proyecto busca dar continuidad a un proceso de conversión del Estado burgués clasista hacia un Estado popular no clasista, en donde las reglas del juego no se definen por la clase dominante (concebida como el poder mediático de los grupos financieros privados, el corporativismo o empresariado en los espacios públicos, la dominación de los países hegemónicos o las burocracias internacionales) sino por el pueblo, el poder popular, el legítimo mandante”.

¿No son burgueses los que están en el entorno del poder?

¿El entorno del poder del Estado siempre encarna el poder popular?, ¿o solo con el presidente Correa lo encarna? ¿Se legisla para solo un gobernante?

La banca de antes y de ahora

Hoy son historia –y no solo por lo sucedido los últimos siete años–: la concentración de negocios de sus accionistas y/o administradores, los redescuentos y otras líneas de crédito del Banco Central para la movilización de la producción y la exportación, los reportos de cartera con entidades del Estado, las cuentas con saldos importantes del sector público en la banca privada, entre otras prácticas, a más de episodios como la sucretización y la conversión de tramos de deuda con recursos de emisión del Banco Central.

Hoy la banca está obligada a importantes anticipos de impuesto a la renta sobre ingresos brutos, no sujetos a devolución, a severas normas sobre intereses y cobro de servicios, a asumir el pago del IVA en negocios bancarios, a hacer provisiones del 100% sobre créditos en mora, a asumir pérdidas de valor de inmuebles y vehículos en créditos que los financien.

Nunca hay que olvidar que la liquidez de un banco le pertenece a sus depositantes, por lo que los riesgos a que se vean obligados –cual sería el caso, de forzar créditos a largo plazo, con captaciones de solo corto plazo– sin una adecuada evaluación del impacto de tales riesgos a los depositantes, es a estos a quienes podría afectar.

¿Cuánto más deberá reducirse o estar condicionada la banca en sus ámbitos de negocios?

El nuevo Código ¿es antibancos?, o ¿es antibanqueros? ¿Cuán posible es diferenciar lo uno de lo otro?

¿El entorno del poder del Estado siempre encarna el poder popular?, ¿o solo con el presidente Correa lo encarna? ¿Se legisla para solo un gobernante?

El nuevo Código ¿es antibancos?, o ¿es antibanqueros? ¿Cuán posible es diferenciar lo uno de lo otro?