Goethe dice: “La razón no puede ser una cosa popular, pueden serlo las pasiones y los sentimientos; pero la razón está reservada a las mentes privilegiadas”. Se entiende que la razón es la facultad distintiva del hombre que le permite llegar a la verdad usando la inteligencia, la investigación y el estudio para demostrar algo real.
El comportarse racionalmente obliga a las personas a utilizar el pensamiento, incluyendo aquellos que han tratado de colocar a las emociones como fondo, y no como figura; además juegan con las cartas a favor de lo que se pretende ocultar. De ahí que muchas “racionalizaciones” no sean más que eso, racionalizaciones o mecanismos de defensa para no aceptar emociones socialmente inadecuadas, que generan convulsión y sufrimiento, y no interesa a los objetivos fundamentales para encontrar la verdad. Quién tiene la razón en un complejo y enmarañado proceso político-jurídico donde los más poderosos sintiéndose dueños de la verdad disponen y buscan culpables para justificar la imprudencia, la intolerancia y la imposición del “diálogo” que no permite el debate, ni ordenar el conocimiento para evitar el razonamiento analógico que lleva irremediablemente a conclusiones falsas. La razón es la suprema facultad del conocimiento que con la sensibilidad acceden al conocimiento de la realidad como se la percibe; mas no como algunos quieren que esta sea. La verdad no se dispone, hay que encontrarla.
Rodrigo Contero Peñafiel,
Quito