Es una verdadera lástima solo pensar que los guayaquileños y en general la mayor parte de los ecuatorianos, estamos perdiendo nuestra propia identidad ante los múltiples ataques que se realizan contra las personas, la prensa leal llamada cientos de veces “corrupta” por tener ideales propios de acuerdo a la vocación que debe tener una prensa equilibrada y certera; y cientos de canales de televisión, por supuesto incluidos algunos de sus miembros, así como ciertas radios que siguen la misma línea de información veraz a quienes le escuchan.

No podemos alcanzar a comprender el porqué de ciertos epítetos que se lanzan libremente al aire simplemente por no conjugar las mismas ideas, o ver expresado un criterio distinto al planteado sin mayor estudio, por ciertos asambleístas obligados a cumplir el mandato que le impone su partido.

Nos sentimos, ya que nuestra voz no vale nada, que cada vez vale menos nuestra opinión, que la patria tiene dueño y debemos someternos sin atrevernos siquiera a opinar, ya que nuestra voz no tiene eco y no tenemos derecho de opinar sobre algún asunto de interés que creemos que podría ser beneficioso para el país que en realidad queremos, y no para el que tenemos.

Ojalá un día no muy lejano podamos recuperar la voz y poder hablar con la frente en alto para el bienestar de nuestro país.

Édgar Diminich M., ingeniero, Guayaquil