El Diccionario de la Lengua Española presenta tres palabras para explicar el significado de la palabra ríspido: áspero, violento, intratable.

A mí me parece que, respecto de la conducta humana, se puede considerar una gradación, de menos a más agresiva. Espero que concuerde conmigo.

Escribo sobre este tema en tiempo de Cuaresma, sensibilizado por la época, en que se sugiere la introspección, así como crear ambientes de reflexión personal y comunitaria, para tratar de conocernos mejor o reconocer como somos en realidad, identificar nuestros aciertos y errores y, de ser el caso, enmendar aquello en lo que fallamos, reforzar lo que hacemos bien, para tratar de ser como corresponde a nuestra dignidad de seres humanos, integrados en comunidades.

Así que allá voy. Últimamente, en ciertas circunstancias, me he escuchado con un tono de voz más alto que de costumbre, empezando a hablar antes de que mi interlocutor haga su pausa, incluso provocando la confrontación, en vez de esperar pacientemente el momento oportuno para intervenir, escoger un tono sereno y sugerir planteamientos o propuestas amigables, que puedan conducir hacia soluciones aceptables para todos y no a rechazos, enojos, resentimientos y toma de posiciones difíciles de cambiar.

Me han dado aviso de advertencia las miradas de incredulidad, las voces molestas expresadas en el mismo tono cargado de impaciencia o las expresiones de resentimiento, que me han dolido en proporción a la simpatía o afecto por la persona con quien hablaba.

¡No está bien como actúo! ¡Algo está pasando conmigo! ¡Así no he sido yo!

Efectivamente: ¿qué es lo que me ha llevado, de un tiempo acá, a cambiar mi general buen talante?

Tengo varias pistas que debo seguir, una por una, en confidencia conmigo mismo, hasta donde pueda llegar; mas, si no pudiera desentrañar pronto la o las causas, tendré la necesidad de recurrir a quien o quienes me puedan ayudar, con paciencia y sabiduría, a explicarme por qué me estoy volviendo áspero en mi comunicación verbal.

¿Preocupaciones, agobios, tristezas, impaciencias? ¿Incomprensiones, necedades, limitaciones, corajes? ¿Desconfianzas, cansancios, desilusiones, frustraciones?

Observe usted cuántas opciones he de investigar hasta encontrar la causa de mi actitud que me genera preocupación, arrepentimiento y pena.

Sin embargo, ha de saberse que debo considerar que el reconocimiento y la aceptación de lo que estoy pasando es un primer paso hacia la liberación que ansío.

No me gustan las personas ríspidas. Solamente en casos excepcionales he tenido que tratar con ellas, así que cuando caigo en la tentación de portarme como no me gusta, enseguida mi conciencia me delata y entonces… ¡Qué pena! ¿Cómo resarzo la lesión causada? ¿Se puede curar una herida de ese tipo? ¿La persona afectada puede comprender, perdonar y hasta olvidar la lesión recibida?

Compleja situación que es mejor evitar.

Considero conveniente reflexionar con las personas de nuestro entorno familiar, laboral o social y que nos preguntemos: ¿soy, somos ríspidos: ásperos, violentos, intratables?

¿Descubriríamos algo valioso para nuestra superación? ¿Sería tan amable en darme su opinión?