Por: Clelia Dalinda Domínguez Ulloa

Soy propietaria de la cebichería Ramírez e hijos, ubicada en el cantón Salinas en la provincia de Santa Elena; sin embargo, mis clientes me conocen como La gata Ramírez o La madrina.

Aunque nací en Chimborazo y crecí en Guayaquil, estoy enamorada de vivir en esta provincia que me ha dado mucho, en especial a mi familia compuesta de 5 hijos, 14 nietos y 4 bisnietos, quienes son mi alegría.

Tengo aproximadamente 37 años dedicada a la venta de comida hecha con mariscos, actividad que inicié muy jovencita, tras la necesidad de percibir ingresos económicos para ayudar a criar a mis 5 hijos, además de convertirme en emprendedora.

Inicié mi negocio con una mesita en la vía, cubierta con un parasol y cartones, en donde solo ofrecía ostiones, conchas además de camarones curtidos. Todo esto los vendía a 4 reales y 1 sucre, dependiendo de la cantidad. En ese tiempo, yo era una de las primeras que iniciaba con este tipo de negocio y así me conocieron varias personas, incluso León Febres-Cordero y miembros del alto mando de las FF.AA. que llegaban con sus familias. Cuando la mesita que tenía estaba llena, había quienes comían parados y otros pedían para llevar en bandejas.

Todo lo que preparo hasta ahora y lo que les he enseñado a mis hijos ha sido porque experimenté con varios ingredientes, incluso a los pocos meses de iniciar mi pequeño negocio, hice un sango de choclo con camarón dorado frito, entre otras preparaciones, que gustaron a mis clientes y en vista de que ellos me pedían, comencé a incorporar las recetas que se me ocurrían, como el ‘afrodisiaco de mariscos’, que es parecido a una guatita, y el tallarín de mariscos, entre otras exquisiteces.

Hasta la fecha no he colocado publicidad en los medios de comunicación y eso se lo debo a mis clientes, quienes han sido mis mayores publicistas, tanto así que un canal de Estados Unidos vino a grabar cómo se hacía el cebiche, también vienen de varios medios nacionales y comparto buenos momentos.

Tras varios años de trabajar duro, pude conseguir mi local, donde atiendo actualmente; creo que mis clientes regresan por la forma en la que se les atiende y por supuesto por el sabor de la comida que tiene como características la frescura del marisco y mucho amor, que es el toquecito especial. Una excelente atención es como una ventana abierta para el turismo en Salinas y en toda la provincia.

Cada día me levanto con mucha alegría y llego al local para compartir lo mejor que aprendí a hacer, que es cocinar. La cebichería se abre al público a partir de las 08:00, en muchas ocasiones son mis nietos quienes me ayudan junto con otros colaboradores, antes eran mis hijos, por eso digo que el negocio es de familia; sin embargo, ahora algunos de mis hijos están fuera de la ciudad y del país, pero una de mis hijas sí tiene su local.

Para cada feriado siempre estoy pendiente de que no me falte nada en el local y permanezca abastecido con todo lo que el turista pide.