Los recientes sucesos relativos al puerto bajan la tensión que se generó hace dos meses cuando el presidente mencionó positivamente ciertas conclusiones de un plan de movilidad preparado por consultores españoles. Estos proponen el cierre del puerto de Guayaquil al comercio internacional, fortalecer a Manta y Esmeraldas, y construir un tercer puerto fuera del Golfo de Guayaquil.
El motivo: los españoles consideran negativo que el acceso al puerto sea mediante un canal que debe dragarse. Peregrino argumento: a todos los principales puertos de Europa del Norte se llega por un canal que se draga; Hamburgo, Amberes, Rotterdam, Estocolmo. Igual los principales de Estados Unidos: New York, Filadelfia, Houston, Seattle. El entorno de Nueva Orleans, en la desembocadura del Misisipi, es muy parecido al de Guayaquil.
Coincidió que Autoridad Portuaria no contrataba el dragado canal de acceso al puerto, que ya no cumple con el requisito mínimo de un calado de 9,60 metros en marea baja.
El alcalde Nebot tomó la iniciativa para asegurar el presente y futuro portuario de la ciudad: propuso un plan de dragado de tres etapas: la primera, que debe cumplir Autoridad Portuaria, es recuperar el calado de 9,60 metros en el acceso al puerto.
La segunda y tercera las cumpliría el Municipio a base del cobro de tasas a los barcos que se beneficiarán del mayor calado: dragar hasta 11 metros de profundidad en marea baja, lo cual facilitaría el ingreso de buques más grandes.
La etapa dos corresponde al ingreso al canal, frente a Posorja, que Autoridad Portuaria no considera de su competencia. Esta obra la contrataría el Municipio tan pronto haya estudios actualizados. La etapa tres sería llevar el canal a 11 metros de calado, una vez que Portuaria haya terminado el suyo a 9,60.
Hace pocos días, el servicio de dragado de la Armada, la que por ley es la que debe realizar el trabajo, informó que a fines de mes llega una draga china que en seis meses podrá llevar el calado del canal de acceso a 9,60 metros. En los siguientes cuatro y medio años la draga daría mantenimiento.
Mientras tanto Contecon, que no se había pronunciado durante el debate entre Gobierno y Municipio, anuncia que contempla la ampliación del puerto, desmintiendo implícitamente a los detractores del puerto que dicen que ya ha alcanzado el límite de su capacidad.
Para completar las buenas nuevas, el presidente manifiesta complacencia por la propuesta de la empresa dubaití DPWorld de invertir al menos $ 500 millones en un nuevo puerto en Posorja. Anteriormente se había retirado la autorización para la construcción del tal puerto.
Posorja goza de gran calado; de una protección parcial de Puná, por lo que no está tan expuesta a los elementos, y su cercanía a Guayaquil la hacen la ubicación ideal para un puerto de transferencia, y transformación de carga: su entorno está destinado a ser la futura zona industrial de la ciudad.
Estas novedades ilustran que el presidente no se opone al progreso del puerto de Guayaquil. Pero no se comprende por qué no manifiesta públicamente su compromiso con el futuro portuario de la ciudad.