Puedo imaginar el entusiasmo y la ilusión con los que miles de jóvenes médicos habrán leído la convocatoria a concurso de méritos y oposición para 153 residencias de posgrado en diferentes especialidades, que salió publicada en la prensa con fecha 28 de julio del 2013. Hace aproximadamente cinco años que no existía una convocatoria similar. Era ansiada y esperada. Por la propia experiencia de mucho tiempo atrás y seguramente con sentimientos similares, he imaginado la larga fila de postulantes con sus documentos en mano, prestos a entregar sus carpetas y a pagar la tasa correspondiente en el plazo establecido.

Todos quienes alguna vez fuimos estudiantes de Medicina sabemos que la universidad apenas nos brinda las bases iniciales de la formación, bases que forzosamente deberán ser complementadas al menos con un posgrado. En Medicina, el posgrado es esencial. Las residencias hospitalarias, sujetas a un pensum académico y con la tutoría de docentes calificados, constituyen el eje alrededor del cual un posgrado se desarrolla. Suelen ser tres o cuatro años de trabajo hospitalario, que dan las pautas adecuadas para un buen ejercicio profesional. Por múltiples razones, que van desde el mismo talento, las disponibilidades económicas, las oportunidades y hasta razones familiares o personales, no todos los aspirantes pueden hacer su posgrado fuera del país o en los mejores centros hospitalarios del mundo.

Cómo no habrán sido el desconcierto y la frustración, entonces, al enterarse de que el proceso convocado había sido suspendido, según se ha informado, porque varias de las especialidades médicas objeto de la convocatoria no disponen de la autorización del CES. La convocatoria publicada advertía: ¨La aprobación de los programas arriba mencionados se encuentra en trámite en el CES¨; pero, por todo lo que un posgrado supone para los jóvenes médicos, no parece justo con ellos haberse adelantado a los hechos. Las noticias indican que 3.000 médicos graduados en universidades de varias provincias exigen la reapertura del proceso. Unos se sienten burlados, otros frustrados e impotentes, y hay quienes ni se sorprenden de que algo así ocurra en nuestro país. A muchos, el posgrado en el hospital les permite formarse como especialistas sin descuidar su economía familiar.

¿Por qué no hemos podido hacer bien algo tan importante? Si solamente cada quien, en el ámbito que fuere de su competencia, cumpliera a cabalidad las tareas que le corresponden, todo sería más fluido, eficaz y fructífero. La necesidad de posgrados en medicina es imperiosa. Los hospitales no pueden seguir llenándose de médicos sin adecuada formación. Hay mucha gente valiosa que desea y se merece un posgrado de calidad en el país. Saben que no son suficientes las ganas y la dedicación. Necesitan orientación, como todos la necesitamos y la tuvimos alguna vez en nuestros inicios. Buenos posgrados en medicina y médicos ecuatorianos formándose en ellos son una inversión para el país, para nosotros y para nuestras familias. Finalmente, en las manos de ellos se juegan, en general, la salud y la vida de los ecuatorianos.

Es posible que en este momento se estén dando los pasos necesarios para una nueva convocatoria con aprobación ya obtenida del CES. En cualquier caso, no sabemos si saldrán a concurso las mismas especialidades incluidas en la convocatoria suspendida o si serán otras. El desconcierto sigue.