Descubrí a Sartre durante mis estudios mozos de filosofía, mas tuve que esperar años para hacer mía su ontología. Cuando tanto se habla de la homosexualidad innata o adquirida, entiendo lo que Jean Paul Sartre llamaba el ser-en-sí (realidad dada) y el ser-para-sí (elaborado a partir de nuestra libertad). Cuando mi profesor enfrentaba la existencia con la esencia invertía el cartesiano ‘pienso luego existo’, lo que habían hecho Sócrates, Platón, San Agustín, Nietzsche, Hegel, Kierkegaard, más aún el emotivo Pascal. Hubo un remolino emocional por los años 50 en Saint Germain des Prés cuando se desató el fenómeno llamado muy a la ligera existencialismo. Existo luego pienso, queda vigente lo de Ortega y Gasset. “Yo soy yo y mi circunstancia”.

En su adolescencia Sartre padeció inseguridad, fruto de una disminución física: medía 1m55, tenía el ojo izquierdo bizco. En cambio muchos bajitos famosos superaron su problema. Edith Piaf (1m42) es la cantante francesa más importante del siglo pasado, Maradona (1m66) pertenece a la leyenda, Shakira (1m52) alcanzó la cumbre del éxito, Elton John (1m63), Marilyn Monroe (1m65), Elizabeth Taylor (1m63), Gandhi (1m60) comparten celebridad. Armando Manzanero habla siempre de su estatura con mucho humor, Nelson Ned me dijo en una entrevista: “Cuando salgo de mi camerino para ir al escenario, cuelgo mi cuerpo de un gancho, salgo con la voz”. Frente a ellos se yerguen Nicolás Maduro (1m93) Charles De Gaulle (1m92).El hombre más alto del mundo es el turco Sultán Kasen pues mide 2m51 por desbarajuste hormonal, desde luego sufre graves dificultades. Sarkozy acomplejado por su porte (1m65) ordenó que los hombres de su escoltas no midieran más de 1m63, un zapatero fabrica para él modelos con plataforma mientras su inteligente esposa, Clara Bruni (1m76), cambió sus tacos altos por zapatillas planas. Sarkozy solía ponerse de puntillas cuando lo retrataban en compañía de otros jefes de Estado. El artesano Nicholas Destage, en el siglo XVII, creó modelos especiales, zapatos rojos con tacos altos para realzar la estatura del rey Luis XIV. Lo noto en el retrato que le hizo Hyacinthe Rigaud.

Napoleón Bonaparte (1m67) llegó a decir. “La estatura de un hombre no se mide por el tamaño de la cabeza a sus pies sino de su cabeza al cielo”. En cambio sabemos que era calvo, empezó a engordar a partir de los 40, padeció hemorroides, úlcera gástrica, cálculos renales, migrañas, dermatitis, murió probablemente de una enfermedad llamada síndrome de Zollinger Ellison con atrofia genital. Después de su matrimonio con María Luisa, el mismo emperador reconoció tener disfunción eréctil. Dejó un legado impresionante, puso en práctica el Derecho moderno, consolidó las reformas agrarias, quebró las estructuras feudales, aseguró las bases de la enseñanza laica, promovió la unión europea, sacó los máximos frutos de la Revolución Francesa. Queda vigente la frase de Jean Paul Sartre: “Lo importante no es lo que han hecho de nosotros sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros”. A estas alturas, poco o nada importa el tamaño físico de uno. Toulouse Lautrec (1m50) remató: “Uno es horrible pero la vida es hermosa”.