La Unidad Antisecuestros y Extorsión (Unase) de Ecuador se convertirá en una dirección de la Policía Nacional, un cambio que busca potenciar su lucha contra el crimen organizado.
Sin embargo, expertos advierten que esta reestructuración debe incluir una modernización de métodos para enfrentar las nuevas dinámicas de extorsión y secuestro que afectan al país.
La adaptación a un contexto donde el narcotráfico y el control territorial predominan es clave. Además, el fortalecimiento de otras unidades, como la de tráfico de armas, resulta esencial, señaló Renato Rivera, coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado.
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Él explica que la transformación de la Unase en dirección busca aumentar personal y recursos. No obstante, enfatizó que el desafío principal no radica en la experiencia de los agentes, sino en los métodos obsoletos que aún utiliza la unidad.
“Históricamente, la formación policial se centró en extorsiones de élites sociales y negociaciones por secuestros ligados al conflicto colombiano”, señala Rivera. Estos enfoques no responden al contexto actual, donde la extorsión afecta a todos los estratos y está vinculada al narcotráfico. Por ello, urge actualizar la doctrina de investigación.
“Deben adaptarse al nuevo contexto de las extorsiones en el país, un tipo de extorsión que no diferencia clases sociales, un tipo de extorsión que tiene una relación con muchos grupos que están dedicados al narcotráfico”, expresó.
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Rivera añade que la extorsión en Ecuador responde a una lógica de control territorial, alimentada por el tráfico de armas y vinculada al aumento de homicidios. “No basta con cambiar el nombre de la unidad; se necesita fortalecer capacidades de investigación”, sostiene.
Propone priorizar la persecución de grupos criminales en lugar de casos individuales. Además, destaca la importancia de reforzar la unidad de tráfico de armas, un pilar para reducir la violencia.
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Dos trabajadores de un supermercado que estaban secuestrados fueron rescatados por la Policía
Justamente, el mes pasado, el Gobierno expuso las cifras de secuestro extorsivo como una de las justificaciones para una ley que busca desarticular la economía criminal.
En un documento se indicó que de secuestros extorsivos, según estadísticas estatales, se registraron 581 casos en 2022; luego, 1.146 en 2023; y al siguiente año se contabilizaron 1.457 denuncias por este delito. Es decir, hubo un alza acumulada del 150,7 %. En 2025 se han contado 417 casos.
Por otra parte, el delito de extorsión registró índices variables: en 2022 con 6.651 casos y en 2023 con 17.597, es decir, un alza del 164,6 %; mientras que en 2024 siguió escalando, 15,3 % más, con 20.293 casos. En general, en tres años los casos se triplicaron, con 205,1 % de incremento. En lo que va de 2025 suman 4.569 los casos.
El comandante nacional de la Policía, Pablo Dávila, destacó en una reciente entrevista los logros de la Unase, que alcanza un 95 % de efectividad en la resolución de casos. “Ascender a dirección permitirá fortalecer la estructura y potenciar sus capacidades”, afirma.
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Empero, reconoce que aumentar el número de agentes no es tarea sencilla, ya que requiere presupuesto y una rigurosa selección de personal. Los policías de esta unidad élite deben superar pruebas de confianza y recibir capacitación especializada. Este proceso busca garantizar la calidad de los operativos.
El ministro del Interior, Jhon Reimberg, subrayó en una entrevista televisiva que la nueva dirección contará con un presupuesto propio y un incremento de 100 agentes en el corto plazo.
“Esto nos permitirá asignar más recursos y policías especializados en extorsión y secuestro”, asegura.
Reimberg también destaca la creación de canales anónimos, como la línea 1800-Delito y una página web, para que las víctimas denuncien sin temor.
“Recuperar la confianza de los ciudadanos es fundamental”, agrega. Además, anuncia operativos en zonas comerciales para proteger a los comerciantes. (I)