Santo Domingo

Marisol Arroyo llevaba más de diez horas afuera del centro forense de la ciudad de Santo Domingo. En el rostro ya se reflejaba el cansancio de la larga espera y la tristeza de perder a un ser querido en una masacre.

Su sobrino tuvo un “final fatal” la tarde del lunes en ese reclusorio. Él era parte de un grupo de reos que habían sido trasladados desde la cárcel El Rodeo hasta Jipijapa y de allí a Santo Domingo.

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David estaba preso por robo y había sido ubicado en el pabellón de mínima seguridad. El 25 de julio podría haberse acogido al régimen semiabierto. Su familia está devastada por lo que ocurrió en esa cárcel. Dice que él no estaba vinculado a ninguna banda.

“¿Por qué el director de esta cárcel no tomó las medidas que tenía que tomar para ponerlos a buen recaudo?”, se preguntó Marisol, la mañana de este martes, afuera del centro forense, donde junto con otras familias esperaban los restos de los internos que murieron el lunes.

El Gobierno cifró inicialmente en trece las muertes, pero este martes el ministro del Interior, Patricio Carrillo, ajustaba la cifra a doce.

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Dos meses después del asesinato de 44 personas privadas de la libertad (PPL) en la cárcel Bellavista de Santo Domingo de los Tsáchilas, las escenas de dolor e impotencia se repiten en la morgue.

Imágenes difundidas en redes sociales sobre cómo quedaron los asesinados son espeluznantes, dan cuenta de la saña con la que se actuó. El ministro Carrillo dijo que se hallaron 45 piezas humanas.

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SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS. Familiares de los reos asesinados en la cárcel de Santo Domingo esperan información en carpas colocadas en los exteriores de la morgue. Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

Los familiares de los reclusos aseguran que por teléfono empezaron a pedir auxilio desde la una de la tarde. Unos incluso llamaron al ECU911 para que se actuara a tiempo y se evitara la tragedia.

“Fallaron, porque ellos (las autoridades) sabían muy bien lo que se venía (...), no tomaron medidas, ya cuando todo pasó ahí es que ya vienen a reaccionar, pero ya para qué”, dijo Tania, quien estaba parada en la puerta de ingreso al centro forense.

La mujer contó que se escuchaban disparos y a las personas que pedían auxilio. Cuando su esposo, Miguel, la llamó ya estaba herido.

Él estaba detenido por falsificación de documentos, condenado a un año ocho meses, aunque esperaba que a los 20 meses le permitieran salir en libertad.

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Ella afirmó que llamaron al ECU911 y les respondieron que fuerzas de seguridad estaban en camino a la cárcel. Pidió a las autoridades que hagan algo para evitar nuevos hechos de sangre.

Con un sentimiento de impotencia y coraje, ella dijo que Miguel estaba en el pabellón de mediana seguridad, pero luego lo reubicaron en la mínima. Ella desconocía el motivo. Negó que él pertenecía a algún grupo delictivo.

Proceso de identificación de reos fallecidos en Santo Domingo ‘llevará días’; hay 45 piezas humanas que antropólogos forenses deberán analizar

Según autoridades gubernamentales, a las 14:20 del lunes hubo una alerta por una riña dentro del centro penitenciario y se procedió a trasladar a policías de zonas cercanas a Santo Domingo.

Aproximadamente a las 17:30, con la presencia de personal de apoyo, se ingresó a esa cárcel y se retomó el control.

En los exteriores del centro forense, sobre una calle de tierra y piedras se han colocado al menos dos carpas blancas. En una de ellas hay unas 30 sillas en las que algunos de los familiares de los presos esperan noticias. En sus rostros se denota que no han dormido, varios tienen los ojos hinchados por tanto llorar.

El coronel Ricardo Pazymiño, director nacional de investigación técnico-científica de la Policía, mencionó que en conjunto con Ciencias Forenses y funcionarios del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) y derechos humanos se hará la identificación de los cuerpos que fueron trasladados al centro forense, en una primera fase.

Luego se harán las autopsias de ley para la posterior entrega a los familiares, una vez identificados.

El procedimiento, agregó, es hacer una ficha con datos entregados por los familiares, luego se hace una correlación entre los datos entregados y las piezas anatómicas. Posteriormente se las compara con las huellas dactilares y con una base de datos se llega a una identificación técnica.

Pazymiño agregó que el SNAI entrega el listado de los presos que estaban en el pabellón donde ocurrió el suceso y con esa lista hacen un primer filtro y también se incluyen las fichas familiares. Se hace una confrontación con las huellas dactilares con datos del Registro Civil y luego una comparación anatómica con antropólogos.

Al menos uno de los muertos ha sido identificado y dos heridos están fuera de peligro. Al menos siete presos se habrían escapado.

Se trabaja en identificar las nacionalidades, pues algunos serían venezolanos.

Intento de sublevación de grupo habría generado nuevo amotinamiento en Santo Domingo

Jorge Flores, director subrogante del SNAI, mencionó que, de manera inmediata, se tomaron los primeros pasos para retomar el control del centro penitenciario, que lo atribuyó a disputas internas por espacios de poder.

Acerca de alias Goyo, quien habría fallecido, Flores respondió que es un líder de una fracción que está en esa cárcel y es venezolano.

La disputa se produjo en el pabellón de mínima seguridad. Para Flores, no por estar en ese pabellón el preso no podría reaccionar de una manera muy agresiva y violenta.

SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS. Vista del camino que conduce a la cárcel Bellavista de Santo Domingo. El acceso no era permitido por la Policía. Alfredo Cárdenas/ EL UNIVERSO. Foto: Alfredo Cárdenas

El director de la cárcel fue removido. Mientras ello sucedía, los familiares de quienes aparentemente no fallecieron estaban con la incertidumbre de saber en qué condición se encuentran. Acceder a las cercanías del centro carcelario no era posible, pues había personal policial y de tránsito.

Antes del mediodía, seis mujeres esperaban noticias de sus familiares. Cecilia Jama comentó que su yerno estaba herido en el tobillo dado que fue lanzado desde el tercer piso en un intento por asesinarlo.

Junto con ella estaba Carmen Álvarez, quien pidió soluciones a las autoridades tras dos masacres registradas en Santo Domingo. Señaló que sienten miedo, nervios, sin saber qué va a pasar con ellos en el interior de la cárcel.

“¿Qué están esperando? Que haya más muertos, más padres sin hijos, hijos sin padres, madres sin sus hijos”, se preguntó Carmen con la incertidumbre de conocer el estado de su esposo, detenido desde hace un año y medio. (I)